Esta es la historia en donde les cuento cómo me embarque en una aventura por amor.
Un solitario capitán caminaba en las orillas de la pequeña isla, el agua fría recorría sus pies pero este ni se inmutaba, su rostro no mostraba expresión alguna y al caminar parecía un cuerpo sin vida, se desplazaba lentamente mirando al mar como si buscase algo.
Y fue ahí cuando dirigí mi vista al mar, un gran y hermoso barco se hundía.
Pero aún así el capitán únicamente lo miraba con anhelo esperando algún día recuperar aquello que tanto amaba, el viento hacía que los mechones de cabello volaran hacia su rostro, pero ni siquiera así reaccionaba, su mirada estaba perdida.
Con algo de timidez me acerco y veo como aún de espaldas gira levemente su rostro hacia la izquierda y me mira de reojo, y así es como comienza esta historia...
—¿Está bien? —cuestionó Jimin preocupado.
—No —agacha su rostro— lo he perdido todo, trabajé tanto para perfeccionar ese barco, y cuando menos me lo espero... se hunde.
—Lamento lo que ocurrió, pero estando aquí solo tomará un resfriado —Jimin, un joven que ha habitado la isla desde su nacimiento, intentó convencer a aquel solitario capitán de procurar su salud.
—¿Qué más da si me enfermo? Nada puede empeorar despues de esto —agachó su rostro observando como las leves olas eran más frecuentes y mojaban sus pies, era una sensación extraña.
—Debería de preocuparse más por sí mismo —el castaño se quitó un delgado suéter que tenía y cubrió a como pudo la espalda del de capitán, este con sorpresa pero sin demostrarlo, cruzó miradas con Jimin intentando analizar el por qué de sus acciones.
—Gracias —tomó el sueter.
Aunque no lo aceptara tenía frío se sentía agotado, ver aquel barco hundirse lo sorprendió de sobremanera a tal punto de que entró al agua intentando rescatar algo, pero fue inútil.
—Que descanse, buenas noches —dicho esto, Jimin se alejó sin dejar rastro alguno.
—¡Espera! —gritó el capitán— ¿Cómo te llamas? —cuestionó casi susurrando.
La amabilidad de Jimin lo cautivó un poco, mucha gente en esa isla era demasiado grosera para su gusto, muchos de ellos suelen ser territoriales y cada que ven un barco ajeno reaccionan de manera negativa, pero él... se mostró tan amable.
Con el pasar de las semanas permaneció en esa isla, un viejo amigó le ofreció un barco que llegaría y lo llevaría nuevamente a su hogar, pero no aceptó.
Prometió que construiría un nuevo barco a como de lugar, y lo estaba logrando, durante su estadía realizó varios trabajos manuales pues ha sido muy hábil desde que tiene memoria, la gente comenzó a ver que no era un foráneo más y realmente era un joven hábil y dedicado pese a su rostro melancólico y notorio desánimo.Incluso varios niños del lugar lo llamaban "maestro", pues se había dedicado a enseñarle a los pequeños sin monetización alguna a cambio, por lo que ganó aún más empatía.
Era extraño como al llegar a ese lugar se sentía solo, no esperaba nada, y sin quererlo terminó ganandolo todo.
—Disculpe... —habló repentinamente mientras tallaba una pieza de madera.
—¿Sí hijo? —le cuestionó la anciana a la que le ayudaba, pues esta las vendía.
—Ya que esta isla es muy pequeña, todos se conocen ¿no es así? —la mujer asintió— ¿no sabrá quién es un chico castaño...? No sé su nombre, pero el día en que se hundió mi barco él estaba ahí.
No era muy alto, sus ojos son pequeños pero resaltan mucho, tiene unos labios pronunciados y parecía ser tan delicado, era muy delgado... —intentó recordar más pero no lo lograba.—Debiste de haber alucinado —la mujer rió levemente— no hay tal chico aquí.
—Juro que lo vi...
—Llevo años en esta isla y nunca he visto un chico así, probablemente pudo ser un foráneo que venía de pasada.
—Tiene razón —contestó con desánimo y dejó la pieza recién terminada.
—Agradezco tu ayuda, Min YoonGi —este asintió levemente cerrando sus ojos y se alejó.
Quería despejarse un rato así que decidió deambular un rato para conocer mejor aquella isla, lleva unas cuantas semanas aquí pero no conoce verdaderamente el lugar.
Llegó hasta donde su curiosidad lo permitió, un faro viejo y descuidado que se encontraba a la orilla, con impresión miró hacia arriba y curioso se dirigió a él.
La brisa golpeaba su rostro y despeinaba su liso y delgado cabello oscuro.
Notó una vieja y gran puerta de madera, al intentar empujarla notó que era un tanto pesada, pero nada que no pudiera abrir.
Sus ojos se abrieron al instante pues pese a que el lugar se veía muy descuiado superficialmente, por dentro era totalmente diferente. Era viejo, sí, pero tenía un toque que lo hacía lucir muy hogareño, por lo que rápidamente su intuición le dijo que la gente frecuenta el lugar.
Subió las escaleras y al estar a punto de escalar la última, observó un cuerpo delgado de espaldas mirando hacia a fuera, esta persona escuchó el sonido y se giró para observar quién era.
—¿Usted...? —YoonGi miró ese rostro que tanto había estado intentando decifrar los últimos días.
—Nos volvemos a encontrar —el pelinegro habló seriamente e hizo un saludo militar a lo lejos.
Jimin sonrió levemente y lo devolvió.
—Nos volvemos a encontrar.

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Hundido -YoonMin
FanfictionNo me importaba navegar sin rumbo alguno sabiendo que así estarías conmigo. -Pocos capítulos