Capítulo 1 - Piloto

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Todavía estoy aquí. En este horrible lugar. Los minutos se hacen horas y conforme van pasando cada vez me intimida más.
No sé muy bien cómo he acabado aquí esta vez. No es mi primera vez aquí. Sólo recuerdo haber intentado escapar aquella noche, cuando oí disparos tras mi espalda. Me escondí rápidamente entre los arbustos.
Las sirenas no tardaron en sonar y en menos de que pudiera darme cuenta la casa estaba rodeada de policías.
Obligaron a todos a salir, y lo único que conseguí ver fueron a cuatro policías llevandose a mi padre de acogida que llevaba las manos llenas de sangre. Otros tres cargando un cuerpo inerte en forma de mujer (supuse que era mi madre de acogida) Y a otros dos llevarse a Jude en el coche. No pude dejar de mirar el coche hasta que desapareció. Esa fue la última vez que vi a Jude.
Nos ordenan salir de las celdas a todas. Salgo y ando, poco a poco, hasta que recupero el paso habitual. Todavía estoy dolida.
Salimos todas y comenzamos a andar en fila india. La de delante mío se para, y me bloquea el paso. Otras cuatro chicas se acercan a mí y me acorralan.
Tiffany, piel oscura, ojos negros; que casi ni se le diferencia la pupila del propio ojo. Trenzas entrelazadas unas con otras y aspecto bastante desagradable comienza a decirme:
-Nos debes la deuda de ayer, no la pagaste los suficientemente como para que te dejemos así.- se acerca a mí. Casi noto el asqueroso olor de su aliento en mi boca. Tomo aire para mantener la respiración.
-No, no, no, no...- masculla.- Todavía nos la debes y no vas a salir de aquí tan de rositas.- me empuja.
Empiezan a pegarme, noto como el puño de Tiffany entra en contacto con mi cara y la patada que me dan a continuación es casi mortal que me derriba y caigo al suelo, noto las múltiples patadas en mi estómago, las pisotadas en la espalda, y los puñetazos en mi cara. Lo único que siento es dolor, Y lo único que pienso es en cómo mis órganos internos y huesos pueden ir desgarrandose y rompiéndose en mi interior. Llega un punto en el que ya no siento nada, sólo quiero cerrar los ojos. Oigo como los guardias van llegando y apartandolas de mí. Ya he cerrado los ojos.

Me despierto y veo que estoy en una camilla, cutre pero sirve. Intento levantarme, es un intento fallido.
Derrepente una enfermera entra y me dice:
-Vistete, recoge tus cosas y vete. Hay alguien fuera que quiere conocerte.- me avisa.
Asiento.
Me visto rápido, con la misma ropa con la que me escapé. Vaqueros y chaqueta verde con zapatillas que creo que ni siquiera son mías.
Salgo, y tras mí salen dos guardias. Al salir y sentir la luz del sol sobre mi piel, noto las heridas recién salidas en mi cara, empiezan a escocer. Tengo un corte en el labio hecho por el puñetazo que me dió Tiffany.
A lo lejos veo a David, el supuesto poseedor de mi libertad, no lo aguanto. Y al lado suyo hay una mujer de mediana edad, cuarenta y tantos diría yo, pelo marrón oscuro, rizado y revuelto recogido en un perfecto moño. Ojos marrones y piel bastante bronceada. Lleva una blusa rosa chillón y una falda negra larga seguida de unas medias negras y acompañada por unos tacones altos.
Saca una amplia sonrisa al verme a distancia. Puede que todavía no se haya dado cuenta de mis heridas.
Al fin que estamos frente a frente la sonrisa se le desvanece.
-Callie, esta es Lena.- anuncia David - se hará cargo de ti durante un tiempo.-
-Hola Callie, soy Lena.- sonríe y me extiende la mano. La aparto y alejo la mirada.
-Callie, porfavor, esos modales...- me corrige David. Le odio.
-Ella es otra de esas personas que me traes y que se harán cargo de mi y en dos semanas me traerán de vuelta aquí.- digo.
-¡Callie! Porfavor, compórtate.- me exige David. Aparto la mirada para no tener que encontrarme con la suya. Sé que me va a corregir y decir que me comporte. No lo agunato, no soporto que quiera hacerme ser como la niña pija educada como el quiere que sea. Estoy harta de él. Más que harta.
-Bueno... vamos, te voy a enseñar la casa y a la familia.- me dice Lena.
Pongo los ojos en blanco.
Subimos al coche y vamos de camino a su casa.

Al fin llegamos, han sido los minutos mas largos de mi vida. Aparte el silencio incómodo se apoderó de todo el viaje.
Entramos en la casa y alucino. La casa es inmensa, espaciosa y con un aire familiar.
Lena me dice que me siente en la esquina de la mesa para cenar, en esa esquina donde todos te pueden ver. Tenía que ser justo ahí, cómo no.
Pregunto por el baño y me indica que está a la izquierda, entro y al mirarme en el espejo no puedo evitar romper a llorar. Las lágrimas transcurren sobre mis mejillas y no puedo hacer que paren. Verme así, de este modo, en este lugar y sin Jude... me destrozan por dentro, hasta que no puedo más y estallo. Me limpio las lágrimas y heridas. Vuelvo a la mesa.

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