Capítulo I. Arpía

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El olor a aromatizante artificial inunda el salón; un aroma acaramelado con toques de vainilla que dan una agradable sensación al olfato. No hay más que una simple y tenue luz filtrándose entre las ventanillas de las paredes, dejando una claridad suave y cálida, tan acogedora y perfecta para una siesta aún en la hora pico del calor, en cambio, el suelo es frío y perfecto para acostarse en él y disfrutar de la poca frescura del día; y Karan sabe de lo que hablo, puede ser alguien de treinta años pero no le importa actuar como un niño cuando está a solas o con su hijo.  Se siente un poco extraño realmente, no hace mucho  la idea de casarse jamás cruzó por su cabeza, y solo lucia como una más de aquellas ideas que cruzan por tu mente como un simple recordatorio inútil. Pero la realidad es que se casará dentro de un mes y su prometido es Boris  Alessandro Rizzo, un alfa que representa una ventaja inexplicablemente conveniente para la empresa de los padres de Karan; el omega claramente había escuchado del sucesor de la empresa de combustibles Rizzo, pero no cruzó por su cerebro que aquel personaje estaría interesado en él.

Por otra parte, Karan vio esto como una oportunidad para salir del control de la arpía de su madre, si el matrimonio se consumaba correctamente tendría una ruta de escape con su fortuna asegurada correctamente; y su padre había inculcado en él el arte de los negocios y de la estabilidad económica lo suficientemente bien como para que su inquieto cerebro hiciera planes. Si bien, en cierto punto le parecía un poco grosero el casarse con alguien solo por conveniencia, lo suprimía con el deseo de mantener una vida adecuada para él y su hijo, después de todo en ocasiones Karan creía firmemente que el fin justificaba los medios; aunque los sentimientos de Boris no se sentían tan falsos, algo no cuadraba en el porqué se había acercado al omega hace cinco años.

El sonido de pasos apresurados sacaron a Karan de sus pensamientos, y cuando se sentó en el suelo fue atrapado por dos pequeños brazos que rodearon su cuello con fuerza, y el calor familiar recubrió su corazón y cerebro como un alivio para la eterna acidez que lo acosaba.

- ¡Papi!- las palabras de Apolo resonaron como miel en los oídos del omega, haciéndolo sonreír y acariciar la cabellera delgada de su bebé.

- Hola cariño...- pronunció Karan, besando la mejilla de su hijo, quien sonrió y correspondió con un beso al contrario. 

- ¡Adivina! ¡Papá me dijo que podía ir con la abuela Bea a comer helado mañana!- mencionó el pequeño con alegría, y tan pronto como aquel apocope salió del inocente omega menor, el rostro de Karan se desfiguró, y con ojos de fiera buscó a Boris, quien solo observaba la escena con ojos amorosos, y como respuesta a la mirada matadora solo se encogió de hombros.

- Apolo necesita pasar más tiempo con su abuela.- Dijo con voz lenta el alfa, ganándose una mirada más fuerte.

- Mi hijo no necesita pasar tiempo con esa mujer.- respondió con desprecio el omega mayor, mientras se ponía en pie, y una vez hecha su acción acercó a su hijo y lo pego a él, ambos observando al alfa.

- Pero la abuela Beatriz es buena conmigo, y dice que me quiere mucho, y me da muchas cosas.- insistió con inocencia el niño, observando hacia arriba a su padre, con ojos de cachorro, y fue imposible que Karan no cediera.

Karan lo pensó un poco, él odiaba a su madre como jamás había odiado a alguien en su vida, si de él dependiese su hijo jamás tendría contacto con tal arpía, pero su pequeño había tomado un, como él lo llamaba, apego irracional con su abuela, y sumado a que Boris apoyaba el contacto entre abuela y nieto, a Karan no le quedaba de otra más que permitir pequeños contactos intercalados, en los que, aunque no le gustase, se encontraba presente, ya que su omega interno le exigía proteger a su hijo de tal "peligro".

-Está bien... iremos a comer helado mañana.- dijo Karan, enfatizando que no dejaría que Apolo fuese solo; Boris sonrió triunfante, y cuando esa sonrisa llego a los ojos de Karan le hizo sentir un pequeño revoloteo y pensó: "Creo que esto no estará tan mal". Sin más emprendieron su marcha de vuelta, con el pequeño entre los dos, sosteniéndoles las manos con felicidad; los adultos compartieron una mirada fugaz y en sus cabezas circuló un mismo pensamiento: "Pronto serás mi esposo", solo el universo sabe que sentimiento recubrió el corazón de Karan al pensar eso.

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¡Hola!

Espero esta historia sea de su agrado, solamente avisando que serán capítulos cortos y la línea de tiempo en que suceden no va a ser muy continua, es decir, algunos pueden suceder una semana, mes, día, después del capítulo anterior, o algunos el mismo día. 

Eso es todo <3  

¡Adiós!

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