❝ El bambú chino. ❞

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Casi dos meses de peregrinación, la alegría está de vuelta, pero cada noche me pregunto si se quedará conmigo cuando regrese a casa

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Casi dos meses de peregrinación, la alegría está de vuelta, pero cada noche me pregunto si se quedará conmigo cuando regrese a casa. Ya pasé por seis países, me reuní con mis lectores, me divertí, alejé provisionalmente una depresión que amenazaba con instalarse.

Ahora falta ir a Rusia. Y después, ¿Qué hacer?, ¿Continuar concertados compromisos para seguir adelante, o detenerme y ver cuáles son los resultados?

Todavía no he llegado a ninguna conclusión. Solo se que una vida sin causa, es una vida sin efecto, y no puedo permitir que eso me suceda. Si fuese necesario, viajaré el resto del año.

Estoy en la ciudad africana de Túnez. La conferencia está por empezar y, gracias a todo, el salón está lleno. Esta empieza. Las presentaciones y los agradecimientos no duran cuando mucho de cinco minutos.

Digo que no estoy ahí para explicar nada, lo ideal sería que el evento empezara a hacer una conversación por si solos.

Un jóven lector pregunta ¿Qué son las señales de las que tanto hablo en mis libros?. Explico que es un lenguaje extremadamente personal que desarrollamos a lo largo de la vida, a través de aciertos y errores.

Ahora una jóven lectora me pregunta del porque vine exactamente aquí; si contenía alguna inspiración, fue por gusto o la presión de mis editores. Explico que vine aquí por inspiración, y porque lo tenía planeado hace mucho tiempo de anticipación, donde apenas se me dió la oportunidad.

 Explico que vine aquí por inspiración, y porque lo tenía planeado hace mucho tiempo de anticipación, donde apenas se me dió la oportunidad

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La entrevista fue buena, con lectores extrovertidos e algunos introvertidos. Preguntas de mis siguientes libros y del porque de ellos, las cuales respondía gustoso. Finalmente, todo había terminado una hora después, dando el cierre de la conferencia.

Me acerco a los encargados de este magnífico encuentro organizado para darles un buen apretón de manos y dirigirme hacia un vaso de agua. Estaba sediento de tanto habla, por lo que mi garganta suplicaba por atención.

El frío líquido sin sabor se deslizaba por toda mi boca, pasando tras mi garganta, dejándome un exquisito sentimiento de hidratación en mi.

───¿Jóven Jeon? ───Habló una voz profunda.

Aleph. / KookTae.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora