Acechando.

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Esa alegre madrugada salí a buscarla,

la neblina me dificultaba la visión pero eso no me importaba.

La esperaría todo el tiempo del mundo, la necesitaba.

Encontré donde sentarme cerca de su morada

y me decidí a vigilar hasta que se manifestara.


Hacia la tarde pude escuchar sus melodiosas pisadas,

me oculté sigilosamente para que no me notara,

pude ver el brillo de su hermoso pelo mientras mi excitación aumentaba.


Disparé con la agilidad que su presencia me inspiraba.

Su esperado bramido estremeció hasta a las estrellas recién asomadas. 

Me acerqué a observar sus rayas negras y anaranjadas

tiñéndose de rojo alrededor de la zona impactada. 

Texto Corto 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora