El cuerpo de Penelope se descarrió entre los obstáculos de la oscuridad, sus brazos cedieron a la gravedad en cuanto sus piernas decidieron rendirse ante la caída. El aire la envolvió de tal forma que el abrir sus ojos se le hizo misión imposible.
Bienvenida ángel.
Las paredes del Edén -para quien deguste hacer presencia a los nombres de divinidades- seducían cada milímetro de su retina en vistosas explosiones de colores: negros, blancos, grises, amarillos, rosados; sus fuerzas habían vuelto a su cuerpo, o al menos las suficientes para intentar equilibrar su cuerpo convocando la voluntad que suponía estirar sus extremidades y amortiguar la caída. Un olor a jazmines la desconcertó en el proceso y su cuerpo se detuvo a escasos centímetros del suelo.
Se volteó y apoyo sus palmas en éste, en el preciso momento que aquella fuerza que le había brindado la salvación se rendía. Su cara chocó contra aquella áspera superficie.
Se hincó sobre sus rodillas a medida que sacudía sus manos en su delantal y amagaba con ponerse de pie, sus piernas temblaron en respuesta casi tendiéndola en dónde todo empezó, pero su mente la mantuvo allí.
Los colores habían comenzado a desaparecer, víctimas del reloj. Mas sobre aquel sector solo se escuchaban unos débiles murmullos, de los cuales decidió gozar, seducida por la dulzura.
Sus dedos danzaron por el aire, reconociendo el lugar poco a poco, acostumbrando sus ojos a aquella hostil oscuridad, avanzó los pasos suficientes para que su pie se doblará, «Hay escalones haciendo alusiones de precipicios engañándonos al filo de un zócalo» recordó las palabras de su madre cuando le reprochaba su dramatismo hacia situaciones poco facinerosas; el contexto de ese entonces había cambiado, en efecto el camino seguía, sus pies picaron ante la curiosidad, unas luces rojas oscuras se avistaban.
Grindr nunca había entendido los entrelinea de su madre, para ella era palabrerio extra.
Ay Grindr.
Tanteo el camino y se convenció de poder dar un paso más antes de tomar su última bocanada de aire, se desvaneció entre las partículas, dando una clara negativa a su argumento, el primero de siete escalones hacia su presencia.
Hay un bosque enfermizo al que todo ser humano, por alguna razón, sale a visitar de vez en cuando, el parque de diversiones de la quimera metódica de la sociedad. Este era el personal de Grindr, su propia creación o la mía.
A su costado derecho el azote sin cesante de una puerta, similar al que repercutía cada vez que dejaba la puerta de su habitación semi-abierta haciendo que el viento la traumatizara sin piedad a medianoche; por el rabillo del ojo visualizo un pequeño haz de luz frío, parecía pedirle a gritos que la abriese, su mano se detuvo (casi por instinto) a nada de girar el pomo, un leve susurro pareció invitarla, el inconfundible timbre de voz de Kol, en la lejanía le procuraba un no retorno.
¿No es ese punto el que estamos tan empeñados en liderar?, hazlo Grindr.
El instinto es tan humano como cada gota de sangre en su anatomía, ¿por qué rehuir de él? una razón más por la que negar su naturaleza.
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Grindr ✓
Mystery / ThrillerPenelope Grindr fue abandonada desde pequeña. Que trágica historia, para alguien que siempre había tenido la compañía de un sujeto imaginario, en aquel 4×4. Pero por supuesto querida Penelope que en algún momento deben dejarnos, es parte de crecer. ...