Gonzalo
Ya había pasado tiempo desde aquella vez que no sacaron del lugar.
Estaba demasiado perdido en mis pensamientos.
Es como si ya no sintiera el dolor, como si me hubiera acostumbrado a él de cierta forma y sabía que eso no traería nada bueno.
Tal vez no te das cuenta, es como un agujero sin fondo, simplemente vas cayendo por el sin llegar al final.
Quería salir, pero no podía, no hay forma de escalarlo.
Es como si solo ella tuviera una cuerda lo suficientemente larga para sacarme, no importaba que tan abajo pueda caer, ella siempre podrá sacarme, con el simple echo de estar a mi lado.¿Dónde quedó el Gonzalo feliz?
Ni yo lo sé, tal vez se quedó en el corazón de Paulina el día que le dije que la amaba solo a ella y al siguiente día ya estaba con Martina.
Ni siquiera pude explicarle.Desde ahí la felicidad no ha vuelto a mi.
Y es comprensible en cierta forma, no es fácil tener que alejarte de la persona que has amado toda tu vida. Y menos cuando te obligan a hacerlo.
Yo se que es necesario, no quería que ella sufriera, solo quiero que esté bien. Poder algún día reencontrarnos y darnos ese amor que tanto nos merecíamos y que no pudo ser en cierto momento.
Pensaba que la vida era injusta, y me culpaba a mi mismo por todo lo que pasaba. Llegué al punto de pensar que probablemente me lo merecía. Que no debía estar con ella y era obra del destino estar separados.
Pero muy en el fondo sabía que no era así. Se lo debía, se lo debía a ella. Por que yo se lo prometí. Por que yo le dije que regresaría. Por que había algo, y todavía no lo cumplí.
Pero estoy seguro de que lo haré.—GONZALO— rodee los ojos al escuchar esa voz tan irritante para mis oidos
—Que pasa?
—Cambiate, hay cena familiar en lo de mis viejos, van a ir unos tíos y primos, es formal, asi que viste bien— asentí sin más
Subí de nuevo a la habitación y me senté en la cama con mi mirada perdida en el piso.
Ya no podía.
Ni siquiera podía conciliar el sueño, podían pasar noches y yo sin dormir pensando en la mierda de siempre.
Podía morir de hambre pero el nudo en mi garganta me impedía pasar la comida. Y era frustrante, perdí casi 10 kilos, y considerando que era algo delgado ahora soy un palo andante.
Era imposible no pensar.
Cada vez me hundía mas y no había nadie que me saque de esto que siento.
Éste era el peor momento de mi vida, tenía pruebas y cero dudas.
Me pierdo en el vacío de mi mente.Justo cuando la reencontré, justo cuando pude decirle que la amo y que nunca dejé de hacerlo. Que era la única persona que me había robado el corazón por completo. Justo cuando mi corazón volvió a latir, algo, algo lo tuvo que detener de nuevo.
¿Es malo que todo me recuerde a ella?
¿POR QUE MIERDA TODO ME RECUERDA A ELLA?
Pensé en pegarme un tiro en la cabeza solo para que mis pensamientos dejen de consumirme. Pero le debo algo, y muerto dudo poder cumplir.
—Por que mierda no estás listo?– escupió enojada Martina, entrando a la habitación
—Estaba pensando— dije cabizbajo y sin ganas
—Pensando en qué?– lo que me faltaba, ¿ahora también se quiere meter en mis pensamientos?
—Cosas de la música, ya no se a quien más hablarle para ver si quieren una session— intenté sonar lo más seguro posible para que mi mentira no se viniera abajo
—Capaz ya nadie quiere las mierdas que haces— encogió sus hombros y yo asentí, me había dolido
Me dolió por el echo de que era algo por lo que trabajé banda. Por lo que me esforcé.
Y en realidad había demasiados que querían colaborar, pero de alguna forma sentí el rechazo hacía lo que me gustaba hacer.—Capaz— repetí
—Te quiero listo en diez minutos, no más— salió dando un portazo que hizo que mi piel se erice
Busqué algo "formal" y bajé.
—Vamos— dijo Martina y yo asentí
Salimos camino a donde era su estúpida cena familiar.
Cuando entramos a la casa, las miradas se posaron en nosotros y las preguntas también, los tíos no sabían que regresamos, o bueno, que ella y su viejo me obligaron a regresar.
Pau, te necesito posta. Me voy a morir, si no es de depresión va a ser de hambre o de sueño. Lanza la cuerda Porfavor...
Me senté al lado de Martina fingiendo una sonrisa, pero me sale tan mal fingir que lo único que salía era una mueca horrible.
Sirvieron los platos con la comida y todos comenzaron a comer, yo solo observaba.
—Come— ordenó Martina pero yo negué
—No puedo, quiero vomitar— hice una mueca de desagrado
—Come— ordenó una vez más
Agarré el tenedor, lo clavé en la comida y lo llevé a mi boca con asco. Todos miraban mis actos atentamente.
Intenté tragar pero fue imposible y vomité en la mesa. Yo avisé...
—QUE ASCO, ¿COMO PODES SER TAN PELOTUDO?— gritó Martina con enojo y yo solté una lágrima, ya no aguanto
—Martu, yo te dije que no podía— dije soltando más lágrimas
Su tía agarró mi brazo y me sacó del lugar.
Estábamos en la vereda y ninguno de los dos emitía sonido.—Te hace mal estar con ella, Gonza, te lo digo por que sos un buen pibe, y ella puede ser mi sobrina, pero los dos sabemos que es una hija de puta— dijo Teresa, la tía de Martina, yo solo asentí
—Ya no puedo, pero me tienen amenazado, y también a la chica que realmente amo— solté con tristeza y enojo
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SE VIENE LA SESSION DE SEVEEEEEEN AYUDAAAAAAA