UN PADRE POST PANDEMIA

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¡Papá,cuéntanos la historia de cómo llegamos acá!- Me reclamaba Junior antes de irse a dormir.

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Si papá, vuelvenos a contar la historia, por favor-Otra dulces voz me decía mientras íbamos por el pasillo.

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Vaya, ustedes no se cansan de esa historia, jajajaja- Les dije sonriendo y enternecido mientras abría la puerta de la habitación- Vale ustedes ganan, pero luego a dormir.

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¡Siiiiiii!- Gritaron en perfecta sincronía con un brillo en los ojos inconfundible.

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¿Bueno por donde quieren empezar?- Les dije mientras los arropaba y me sentaba en la silla entre ambas camas.

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Desde el principio, por favor- dijo Almendra con esa cálida sonrisa tan característica de ella.

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Entendido mis devoradores de historias, les volveré a contar desde el principio...- suspire.

Antes de venir acá, incluso antes de que ambos nacieran, mamá y yo vivíamos en nuestra ciudad natal muy lejos de donde estamos ahora.

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¿Cómo se llamaba la ciudad?- preguntó Almendra.- ¿Era bonita?

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Nuestra ciudad se llamaba Lima, era una ciudad donde el silencio no existía,habia automóviles de todos los tamaños, algunos de ellos tenían el tamaño de una caja de zapatos donde entran 5 personas y otros del tamaño de un mamut donde entraba una ciudad entera.

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Jajajajaja- reían mis hijos ante lo dicho.- ¿En serio papá?

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¿Dudas de mi palabra,Junior?- Le pregunté levantando una ceja aguantado la risa para no romper el momento.

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¡Que asombroso!- Dijo Junior dejando la boca abierta por el asombro.

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Si...era asombroso, me habría gustado que se quedara así para siempre.- Al oír esto ,Almendra y Junior tensaron el rostro y el ambiente se tornó más tenso.

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Había llegado una criatura a la ciudad y varias personas estaban siendo víctimas de este,al momento de ver que esto era grave y varias personas estaban muriendo, mi familia decidió regresar al pueblo de mis padres.Pero tristemente no podíamos hacerlo.

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¿Por qué?- me pregunto Junior con cierta tristeza en su voz.

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Nadie podía salir de sus casas, existía una ley que lo prohiba, practicamente me habia quedado encerrado en casa destinados a morir de hambre con mi familia.

El estado se había olvidado de nosotros, hasta podría decir que Dios también lo hizo.

Después de 15 días sin comer,decidí salir todas las tardes a recoger algunas verduras o frutas que se caían de los puestos informales que quedaban en el mercado por donde vivía.

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¿No te daba asco comer cosas del suelo?- me dijo Almendra con una cara asco y sacando la lengua de una forma muy graciosa.

Era mayor mi miedo morir por hambre que morir en manos de la criatura asesina,sus víctimas preferidas eran personas débiles y ancianos.- dicho esto los dos se quedaron completamente en silencio y me miraron con asombro.

Luego de 2 meses yendo al mercado, escuche que los comerciantes que quedaban se organizaban para regresar a sus pueblos de origen con sus familias y felizmente logré convencer a Don Juan,el vendedor de embutidos, que me incluyera en el grupo.Felizmente la mayoría de ellos eran de Ancash y nuestro destino era el mismo.

Al cabo de unos días ya éramos más de 100 personas con un mismo objetivo,sobrevivir...

Salimos un Jueves a las 5:30 de la mañana de la entrada del mercado y nos fuimos caminando hacia el norte, tus tíos y yo cargamos nuestra ropa en bolsas de rafia sobre nuestras espaldas y mi madre llevaba la maleta vieja, que olvido mi padre hace años, las demás cosas que faltaban.

En el camino hubo muchos problemas, disputas con policías que no entendían nuestra condición y los días en que todos nosotros nos quedamos sin comer.Pero finalmente luego de 7 días caminando arduamente...llegamos a nuestro destino.

Su abuela nos llevó a la finca antigua de la familia y ese día conocimos nuestros hermosos orígenes y comimos como nunca en la vida lo hemos hecho.

Felizmente luego de unos años todo el miedo desapareció, el monstruo fue derrotado completamente y la mayoría de cosas regresaron a la normalidad, pero a costo de muchos héroes y hermosas personas,entre esas personas...su mamá.

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