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Me dolía a horrores la cabeza, mi nariz ardía y me sentía aturdida. Estaba en un cuarto pequeño, recostada sobre un par de mantas de lana y con una de las mismas que me cubría, habían sillas y cajas a mi alrededor, ¿de qué? No lo sabía. Mi celular sonó en mi bolso, así que lo saque para ver que era, y fue lo que venia siendo hace un par de días. "Estas segura aquí, nadie te hará daño, yo no lo haré, no te asustes". "Pero ¿cómo lo sabre si ni siquiera veo tu rostro?". Fue mi respuesta, debía contestar mi duda. "No puedes, no puedo mostrártelo o ambos estaremos en peligro". "¿Peligro de que?". "De Qill". "Él no es malo, tu no lo conoces". Defendí. "Eres tu quien no lo conoce. Te llevaran comida, el agua bébela de la llave, hay un baño frente a ti, tras esas sillas, ahí hay ropa, estarás aquí tres días". No dijo nada mas sobre Qill, solo eso, pero no podía quedarme tres días, no confiaba, parecía que me había secuestrado y no que me estuviera ayudando, sin embargo, por más que busqué una manera de huir no la encontré. La comida llego, la obtuve por una perfecta ranura que parecía creada para un maldito plato. No quise probar la comida, tampoco me duche o bebí agua, solo me quede allí, sentada sobre las mantas y con mi espalda y cabeza recostada sobre la pared, mi cabeza daba vueltas, ya no sentía malestar físico, pero si emocional, ¿Cómo podía ser Qill el villano? Eso no cabía en mi mente, por mas que lo medite, no le halle lógica, no le encontré sentido, la cosa era que no lo quería ver, me negaba a eso, no podía haber algo mas oscuro tras esos errores que cometía a cada rato conmigo. Eso era una oscuridad de parte de Qill, una oscuridad que me consumía, una que no vi venir. "Come o morirás de hambre". Me escribió en un mensaje. "Jesús no comió durante cuarenta días, yo no moriré en tres". Respondí. "Jajaja tu no eres Jesús, solo una chica Eysrees". Me contesto. No escribí mas al respecto, y aquel personaje tampoco.

Al final me quedé dormida, y cuando desperté me encontraba atada de pies y manos a la pared, frente a mí, lo que parecía un chico delgado, alto, de cabello negro y con una máscara cubriendo su rostro.

- ¿Eres tu el de los mensajes? - Cuestione. No contesto de inmediato, se quedó allí, observándome de pies a cabeza.

- Eysrees, te ves más bella de cerca. - Pronuncio lento, con su voz ronca, pero suave.

- ¿Eres el que me escribe?

- Si, soy yo. Tu querías conocerme, pero aun no puede pasar eso, pero puede haber un adelanto.

- ¿Por qué haces esto?

- Por tu bien.

- ¿Quién eres?

- Ya nos hemos visto, no mucho, pero si ha sucedido, no miento.

- ¿Cuándo paso eso?

- Una noche, en una fiesta, estabas con Qill y sus amigos, yo estaba allí.

- Había muchas personas, y...

- Se paciente...- Me interrumpió.

- ... Todo a su tiempo, sin afanes y todo estará bien.

- ¿Por qué no me cuentas de una vez lo que pasa? – Sugerí.

- Quisiera, pero se me es imposible, después querrás hacer algo al respecto y así, solo cometerás una locura o correrás más peligro.

- ¿Qué mierda esta pasando? ¿Al menos tienes un maldito nombre?

- Claro que lo tengo, y podrás llamarme por algún día, por ahora dime S.

- ¿S? ¿qué clase de apodo es ese? ¿tu nombre inicia por esa letra?

- Tal vez si, tal vez no, tal vez no inicia, pero esta al final o a la mitad.

No lo vi venir | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora