2 Sept. 20

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Amor y orgullo propio
Espinas clavadas en lo más profundo
lanzadas por una mano culpable
que buscaba una vela
donde yo tenía un incendio provocado por ti.

Y ojalá hubieses visto
el océano que formé por ti
por una esperanza que se ahogaba
en un pasado que nunca pudo volver.

Nunca sabrás el dolor que produce
una espina enquistada en lo más hondo de ti,
porque siempre mi espina más dolorosa
has sido y serás tú.

Pero ya no pienso dedicarte más gritos ni lamentos
porque el orgullo ha llamado a mi puerta
y esta vez no pienso echar el cerrojo.
Esta vez voy a abrir de par en par
cada puerta
cada ventana
y cada oportunidad que me presente la vida.

Bienvenido

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