The night you gone

Prólogo

Tenía ocho años cuando conocí a Alex, mi familia se acababa de mudar a Lake Elsinore , California. Debido al trabajo de mi padre tuvimos que mudarnos mi entera infancia de ciudad en ciudad. Hasta que mi madre decidió que era suficiente.

Siempre eh tenido problemas para hacer amigos. No por que no quiera si no por que muchas veces no logro encontrar un tema de conversación interesante, y tampoco es como si fuera la persona más interesante del mundo.

-Sólo tienes que ser amigable- decía mi mamá siempre esperanzada en que llegara a casa al día siguiente con infinidad de amigos.

Eso tampoco funciona, es que no, simplemente la amabilidad no es mi fuerte.

El día de la mudanza descubrí a una niña castaña espiando a través de la ventana de su casa. Mi padre bajaba todas las maletas del auto con ayuda de mi hermano Caleb y mi madre, mi hermana Wendy leía una revista en el asiento trasero y yo, pues me quedé observando a la niña.

En ese momento una pareja joven salió de esa misma casa. El señor era alto, elegante y muy guapo igual que su esposa. Mis padres se presentaron ante los vecinos.

-Somos Xavier y Christine Collins- dijo él con una amplia sonrisa mientras estrechaba la mano con la de mis padres.

-Mucho gusto, Thomas y Katherine Marin y estos son nuestros hijos, Caleb, Samantha y Wendy.

La señora Collins me miró.

-Es muy encantadora, todos sus hijos lo son- dijo sonriendome- nosotros también tenemos una hija, su nombre es Alexandra.

-¡Alex!- gritó el señor C- ¡Ven a saludar!

En ese instante esa niña apareció en la puerta y vino corriendo, con un vestidito rosa.

A continuación nos presentaron, ella estuvo sonriendo todo el tiempo y yo pues ya saben, la amabilidad no es mi fuerte.

Después de eso, Alex venía siempre a mi casa, todo el tiempo estábamos juntas y muy pronto un lazo especial nos unió.

Quién diría que esa niña desconocida sería muy pronto mi mejor amiga.

Las cosas pasan muy rápido , de un momento a otro las cosas desaparecen o cambian y no puedes hacer nada para evitarlo.

Si, como dije; las cosas desaparecen muy rápido. Incluyendo a las personas.