Nunca imaginé que viniera así. Nunca imaginé irme del lugar donde había vivido toda mi vida. Pero algo dentro de mí, al pasar el tiempo con mi papá, sabía por qué había ido así por mí. Después de un tiempo no muy largo, él me dijo que me quedara a vivir. Sabía muy bien por lo que había pasado, aunque yo no tenía pensado decírselo nunca. Lo conocía lo suficiente como para saber lo que haría, a pesar de nunca haber vivido con él. Las pocas veces que vino a visitarme, conocí ese lado que nadie quisiera ver y que nunca ven de él. Lo vi en muchos estados, con diferentes emociones y actitudes, pero no cambió nada de eso hasta que llegamos a un acuerdo con mi mamá. Aunque me dolió mucho irme, dejar todo, dejar a mis amigos y a quien era en ese momento mi novio, lo que más me dolió fueron mi mamá, mis perros y mis abuelos. Lloré mucho por ellos.
Me fui sin muchas cosas y así me quedé hasta que me compraron nuevas. Aunque eso no fue lo peor. Lo malo fue cuando me inscribieron en una nueva escuela donde no conocía a absolutamente nadie. No sabía dónde estaba ni tenía uniforme. Tenía mucho miedo y sobre pensaba todo. Sentía que todos me odiaban por sentarme en un asiento que no era el mío, pero no fue tan malo. Ese mismo día, una niña a la cual le pedí colores prestados me invitó a desayunar con ella y sus demás amigas en el receso. Fue raro, sí, pero después nos volvimos grandes amigas y comencé a hablar con más compañeros de mi salón. Hice grandes amigos y también me gustaron algunas personas. Algunas me rechazaron, otras me aceptaron, aunque hubiera preferido el rechazo. Ahí cometí errores y me dañaron. Igual vi un lado de mí que nunca esperé ver: uno muy alocado, sin pena ni vergüenza. Por eso mismo comenzó el desastre. Lo malo fueron los problemas con mi papá y con todos. Tal vez tuve la culpa en parte.
Desde entonces, no fui mejor emocionalmente. Podía tener el mejor promedio, las mejores calificaciones y hacer todas las cosas que me pidieran, aunque por dentro me estuviera muriendo. Sin embargo, todo cambió cuando los conocí a él y después a ellos. Ellos fueron esas luces que me guiaron y iluminaron en esa oscura y gran ciudad
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Bright Lights In The City
RandomEs solo una historia más de Roberto Cein acerca de una chica llamada Anthia, originaria del estado de Veracruz. Llega a la Ciudad de México para vivir con su papá, y su vida da un giro de 180 grados. Por problemas personales, se muda a los 14 años...