¿Tienes una idea de cómoestán mis nervios?, asistiré.
-M.
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Sólo me quedo esperar. Algo que ya estaba acostumbrado, esperar su respuesta, esperar cruzarnos por la ventana, esperar que llegara.
Era de noche y la casa estaba repleta. No había rastros de la rubia, aún sentía que aparecería en algún momento. Esperar, de eso se trataba.
Al cabo de un rato, el grupo con el que estaba pasando un agradable rato, voltean e intercambian palabras y miradas. Mi vista sigue la persona a la cual miraban con atención, era Mads.
No pasa ni medio minuto que ya tenía algunos babosos encima, sacándole charla de quién sabe qué. Yo me mantenía firme, recostado en la pared, observando cada uno de sus movimientos. Ella en todo momento sonriente, no parecía seguirles el juego, pero tampoco incómoda, quizás disfrutaba de la atención.
Un grupo de chicas vienen a saludarme. Como arte de magia Mads se percata de mi presencia, hace caso omiso a las chicas a mi alrededor, dándome una sonrisa de lado. Parece disculparse con los chicos y perderse en el pasillo. Hago lo mismo persiguiendola.
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