❝ For my love ❞ ♡ IzaSugi ♡ (Kisawa)

✒✏→Day 1

Izawa Mamoru, el chico que tenía la gran fortuna de ser querido por muchas chicas y de ser admirado por varios chicos, jugador clave del cuarteto Shutetsu, nadie esperaba que éste chico estuviese enamorado del goleador de su equipo, ese chico con cabello rizado y esos ojos tan encantadores, que tornaban un color tan hermoso cada que el sol los iluminaba, aquél chico con el que quería pasar el resto de sus días.

Teppei Kisugi, un chico tiernamente amable, también tiene admiradoras de sobra, es todo un ángel, su sonrisa y mirada delata aquella endulzante personalidad, la cual solo puede atraer a personas buenas, pero, no importa que tipo de persona atraiga, mientras no sea aquella persona a la cual ve  y de inmediato sus suaves mejillas se tornan con un leve color carmín, no significaría nada para él.

El rizado revisó su celular, él estaba en linea, pensó “seguramente debe estar respondiendo mensajes de cada chica admiradora suya, será mejor no molestarlo.”
Éste guarda su celular y se dirige hacia su salón de clases para luego ir a la cancha de la escuela, para así, poder entrenar lo suficiente y mejorar aún más para poder ser de gran ayuda para el Nankatsu, Mamoru, por su parte, había ignorado por completo los mensajes de todos, enfocándose solamente en un chat especifico y ese no era más que el de su amado. Al ver que no había indicio de que él estuviese pegado al celular lo guardó y entró a su clase.

Kisugi pensó que lo mejor sería pedirle algún consejo a su capitán, no tenia nada que ver con el juego pero era al único que podría confiarle algo así, “Si se lo confío a Taki seguramente no se guardaría nada he iría corriendo a contarle todo a Mamoru” pensó.

Tomó sus cosas y las guardó en su maleta, salió de la institución y se dirigió hacia la casa de Wakabayashi, pero al salir vio al pelinegro, lo esperaba afuera para poder irse juntos a casa, el castaño ya no pudo hacer dicho plan, le apetecía mejor salir acompañado del chico al cual ama con todas sus fuerzas, entre tanta caminata y sonrisas mutuas llegaron finalmente a su destino, la casa de Mamoru quedaba un poco más retirada que la del castaño.

Kisugi se adentró a su hogar, era tan cálido llegar a su habitación después de un día tan largo, se sentó en su cómoda cama, sacó sus cosas de su maleta y sin darse cuenta cayó un pequeño y muy lindo papel en sus piernas, dejó la maleta aún lado y abrió la nota, la cual decía...

For My Love

🍀 Ver como corres y como el viento mueve tu hermoso y sedoso cabello, para después ver como te dan aquel pase el cual da la victoria al equipo , es un sentimiento que jamás quiero dejar de sentir, ya que es muy importante para mi sentir esa emoción y felicidad que emana de tu bella y radiante sonrisa 🍀

Al terminar de leerla, las mejillas del niño se tornaron levemente color carmín, era la primera vez que algo así le llegaba, su cabeza se llenaba de preguntas ¿De quien será? ¿Se tratará de una broma? ¿En que momento esto llegó a mi maleta?.

— Kisugi, ¿puedes bajar a comer con nosotros? – Inquirió su madre desde el comedor, eran las 2 de la tarde, Kisugi debería acudir a otro entrenamiento con los del Nankatsu.

— ¡Enseguida voy, mamá! –  Kisugi exclamó y luego bajó a comer con su familia.

Poco después, salió de su casa para ir al entrenamiento con los del Nankatsu, tendrían un partido dentro de poco, aún se preguntaba quien había sido el que puso esa nota en su maleta.

Por otra parte, Mamoru estaba nervioso, él estaba llegando a la cancha, veía a todos de lejos, sonriendo, llenos de energía, sin duda sería un entrenamiento muy alegre como el de todos los días, miró hacia todos los lados, buscando a su pequeño castaño.

— ¿Aún no llega? – Se preguntó mientras miraba la hora en su celular, a lo lejos miró como el castaño se acercaba a la entrada. — ¡Kisugi! – Levantó su brazo derecho para darle la señal de que estaba ahí. 

— ¡Mamoru! – Exclamó y corrió hacia donde estaba el pelinegro, se saludaron y entraron a la instalación.

Su día era de lo más placentero, un día soleado pero no caluroso, el sol solo iluminaba más no quemaba, por ratos se nublaba pero la calidez no disminuía.