Epílogo

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Ha pasado un año desde el día de tu muerte, y las cosas cambiaron mucho, tu familia decidió mudarse pues aquella casa les traía dolorosos recuerdos de ti, y eso parecía afectar mucho a tu madre, pobre mujer, estaba tan destruida, es entendible puesto que perder un hijo no es nada fácil. La casa ahora está deshabitada nuevamente.

Y yo pues... La culpa me tortura cada día, he durado noches sin dormir con tu recuerdo, esto me afecta bastante, me siento como un fugitivo al que están buscando y en cualquier momento encontraran. Cada momento de mis días siempre estabas tú en mis pensamientos, nunca he sido el mismo, ¿Esto es lo que querías? Había veces que me rompía a llorar vencido por el miedo y el remordimiento, esto me ha afectado tanto psicológica como laboralmente, incluso he ido a terapias y tomado pastillas para la ansiedad. Ya fueron varias veces que he recurrido a los cortes, el dolor físico cubre el emocional por unos momentos. Estuve a punto de perder mi puesto de jefe en la empresa por culpa de varios accidentes laborales causados por mi distracción, si no fuera por Gael, que nunca a dejado de apoyarme en toda esta lucha, no sé qué sería de mí sin él.

No tuve el valor para decirles lo ocurrido entre tú y yo a tus padres, estoy seguro que me enviarían tras las rejas por cualquier medio. Pero como te prometí, le confesé a Gael toda la verdad, y como era de esperarse, no se lo tomó nada bien, lo que me sorprendió fue que no se molesto tanto por el hecho de serle infiel, si no, por haberme metido con un joven como tú y ser el detonante de tu suicidio.

Había tomado una maleta con un poco de ropa y se fue a un hotel creo, donde residió una semana, realmente esperaba que cuando volviera, sería con los papeles del divorcio en mano, pero contrario a eso regreso dispuesto a hablar con más calma las cosas, que fue cuando le exprese todo lo que sentía, la culpa y malestar que me invadía, me desahogue en llanto mientras él sólo escuchaba con atención todo lo que le decía, hasta que al terminar dulcemente limpio mis lágrimas y beso mi frente con aquel cariño que él sabía brindarme.

― Si un ser humano muriera por cada error que cometiera, ya estaríamos extintos.

― Perdóname, por favor...

― No es mi perdón el que necesitas, Ben.

Él envolvió mi cuerpo en un cálido abrazo que me lleno de tranquilidad momentánea, sus palabras siempre estarán presentes en mis pensamientos, pues tenían toda la razón del mundo. Necesito tu perdón, Nick, pero sé que nunca lo obtendré. Dime, ¿Me odias? Debes de hacerlo, pero como dicen por ahí, el karma llega cuando menos lo esperas, sé que muy pronto llegara a mí y lo recibiré con los brazos abiertos, o no sé si ya llego y lo estoy viviendo. Mientras tanto, cada noche antes de dormir siempre leo tu última carta, al igual que cada fin de mes voy a tu tumba a arrodillarme frente tuyo y pedirte perdón más de mil veces mientras te dejó flores blancas recién compradas, trato de escoger las más hermosas, esa ha sido mi rutina durante todo este año, quizás para que la conciencia no me pese tanto, o tal vez porque es algo que debo de hacer.

A veces creo verte, por la calle, entre todas las personas, me mirabas con tu vacía mirada, lo más tétrico de todo era que me veías con una enorme sonrisa de satisfacción, con un toque de maldad y diversión, la imagen no dura más de tres segundos cuando desapareces. Te gusta verme miserable ¿No? Debes de gozar de verme así.

También hay veces que sueño contigo, en ocasiones sueño con algunas de las conversaciones que hemos tenido en las noches, o también con el día en que te conocí, lo extraño es que esas son las noches que duermo mejor, siempre despierto como nuevo después de esos sueños.

Gael y yo no hablamos del tema desde hace meses, y por suerte nuestra relación no cambio en nada, un día le había preguntado el por qué, si había traicionado su confianza, "El verdadero perdón está en olvidar" fue su respuesta, de ahí no hablamos más del tema.

Dear Love(LGBT+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora