~Lima, 15 de Enero del 2010~
Otra día más, otro día igual, me levanto con esa misma ansiedad de todas las mañanas.
Mis párpados no dudan en abrirse, mi deseo de verlo, mis ganas de tocarlo y saber que esta bien hacen que me levante pronto de la cama, y vaya a su lado lo más pronto posible.
Para mi alivió, él sigue allí, tranquilo, con los ojitos cerrados, aún esta en manos de Morfeo. Su tranquilidad me contagia por un momento, pero pronto la ansiedad vuelve a mí.
El reloj estampado en la pared de la pequeña sala, marcaba las 8: 30 am,
mientras buscaba algún tarro de leche para prepararle el desayuno a mi niño, escuché el sonido del celular de mi pareja, quién respondía de mala gana, empezando a insultar al emisor de aquella llamada.
La amenazante voz de Jean me ponía los pelos de punta, de seguro buscará algún trago y luego vendrá a darme la golpiza que se olvidó darme ayer, pensé.
Al contrario de mis predicciones Jean no se digno en salir de su habitación.
El resto de la mañana me la pasé limpiando el departamento "aunque siempre estaba limpió, solo mantenía la rutina para estar "entretenida" con algo.
Pasadas las 3 pm, alguien tocó la puerta y empezó a gritar el nombre de Jean varias veces.
Hasta que esté se despertó y salió a abrirle al sujeto que lo buscaba.
Yo estaba sentada sobre la cama de la habitación del niño, sosteniendo en mis brazos a mi pequeño,
mientras le acariciaba la suave cabeza a mi bebé. Y de pronto me pondría involuntariamente en trance, recordando las imágenes de mis padres abrazados en el aquel sofá pardo, ambos se veían alegres, y me llamaban con sus manos. Yo anhele en ese momento acercarme a ellos; más no se me haría posible.
Un abrupto movimiento me expulsaba de aquel trance y de la cómoda cama, saliendo mi cuerpo lanzado al suelo.
En el suelo acariciaba mi mano sobre mis mejillas, las cuales me ardían mientras miraba a Jean: quien me gritaba furioso.
Je : -¡dónde mierda esta mi cerveza!-
E : -humm....n-no lo sé, pero enseguida lo encuentro y te lo traigo-
Respondo temerosamente.
Je: -idiota, cómo no la encuentres, vas a ver la q te espera
-soltó efusivamente, mientras se retiraba el cinturón del pantalón.
Me arrastre por el suelo levantandome al salir de la habitación, busqué por cada rincón de la cocina, la sala y el refri; mas no halle ni un solo rastro de algun trago. El temor y nerviosismo me consumían, sabía lo que me esperaba, mis piernas no dejaban de temblar, y sentía unos escalofríos intensos recorrer mi espalda.
