Suspiros

#1 Valor

Parte 1 [Vista de Serena]

Otro año, otro mes, otra semana, otro día y aún así no tengo el valor de acercarme a ti, tengo miedo, tengo terror, tengo tantos sentimientos por ti y no se si sea bueno guardarlo para mi misma, pero como dije en un inicio tengo miedo, te conozco desde hace poco pero siento que te conosco desde siempre, eres alegre, decido, impulsivo, no eres perfecto por que tienes tus defectos, pero aún así eres la persona a la que mi corazón escojio.

—Serena— Escucho mi nombre de la voz de la persona que me tiene en ese estado.

—Hola Satoshi— Sonrio, pues siempre me da alegría al verte.

—¿Que te puedo ofrecer?— Dijiste un tanto despreocupado, y mi cara de vergüenza surge, vine por un café y me perdí en mis pensamientos.

—Oh— Es lo único que sale de mi boca, que pena estoy pasando — Un moca por favor — Dije sin mucho pensar, apuntaste mi orden y finalmente fuiste a la cocina.

Como pude olvidar  a lo que vine, y como es que el caminar me trajo hasta aquí, hasta el lugar donde se que tu trabajas todas las tardes durante el verano, lo único que puedo hacer es suspirar, suspirar de alivio al pensar que no ta has fijado de mi momento de vergüenza. Lo minutos pasan, y yo sigo en mi batalla mental al no tener el valor suficiente para hablarte y decirte todo lo que siento. Finalmente tras quince minutos de espera traes mi pedido, te noto algo nervioso, quizás confundirte en algo y no me quieres decir. Veo la pequeña bandeja y noto que no hay nada raro en mi pedido. Te diste media vuelta y apuntó de partir te llamo.

—¿Satoshi?—Hablo con cierta duda— No ordene esto— Agarro una dona con chocolate blanco y detalles de corazones de azúcar, simplemente te diste media vuelta.

—Eso yo lo invito— Sonreíste de manera despreocupada y me guiñaste el ojo, simplemente me sonroje ante tu acción.

Te noto llegar a una pequeña silla detrás del mostrador y comienzas a hablar con ese chico de cabellera castaña, lo único que puedo hacer es beber el café, y comer aquella dona, mientras los observo, pienso en lo lindo que podría ser estar junto a ti y hablar de lo que sea que estás hablado con aquel chico . El tiempo que tenía para descansar finalizo, te pedí mi cuenta, y como dijiste solo el café me cobraste, sonreíste y te despediste de mi.
Salgo con rumbo a la tienda de moda de mi abuela Palermo, el lugar con más ventas durante esta época del año. Entro al local y me recibe con un fuerte abrazo.

—Querida ya estas de vuelta— Me sonríe aquella mujer mayor de mata blanca

—Perdón por la demora— Me disculpo ante tal amabilidad.

—No tienes que preocuparte — Respondes tranquilamente —Toma esas telas y llevarlas ahí por favor— Me señalas las telas y el sitio donde las tengo que dejar, simplemente asentir ante tu petición.