▪️ Pov. Bakugō ▪️
Eran pasadas las dos de la madrugada cuando escuché el crujido de la puerta y el travieso sonido de tus pies caminando de puntillas, temerosos de cometer cualquier movimiento en falso. El suave retumbo de alguna pieza que dejaste caer se dejó oír, y pronto tus carcajadas ahogadas inundaron la habitación. Aunque te daba la espalda podía imaginarte muy bien, encogiéndote de hombros, temblando ligeramente, tapando tu ruidosa boca.
No sabía cómo definirte y me frustraba; me cabreaba no entenderte. En ti habitaba una abrumadora sencillez; reír solo parecía tan fácil cuando se trataba de ti. ¿Eras hipócrita, o simplemente indestructible? La cosa más tonta te provocaba diversión, y aunque la vida te jodiera sin escrúpulos y lloraras por todo, era increíble como tanta alegría podía caber en un cuerpo tan chiquito y torpe. Odiaba esa parte de ti, tan irritantemente feliz, tan forzado a no sentir.
Una persona jamás sería tan pura. Y es por eso que, mientras la cama mullía anunciando tu llegada, sentía descansar junto a un extraño.
—¿Te desperté, Kacchan? —susurraste con tu aguda voz reflejando tu ingenua preocupación. Nunca me he dormido, tonto.
—Sí. Eres jodidamente ruidoso.
Un corto resoplido azotó en mi cuello. Volvías a sonreír en silencio, más cerca de lo que debías. Y yo seguía sin entender qué demonios podía resultarte tan divertido. Tu inmunidad hacia mis palabras era cada vez más grande, y ahora en cambio parecías disfrutarlas.
—Mmm~ —canturreaste. Habías pasado, de un segundo a otro, tus gélidos brazos hacia mí, acaparándome con ellos. Tu respiración en mi cuello se volvió más palpable, y tu cuerpo estremeció mientras parecías acurrucarte empalagosamente junto a mí—. Kacchan, hueles dulce, como la nitroglicerina —mencionaste risueñamente, aferrándote a tu abrazo unilateral.
—Es porque estoy sudando, así que deja de pegarte, carajo.
—¿Entonces puedo pegarme cuando no estes sudando? ¡Genial! —exclamaste antes de dejar una nueva risotada resonando en la habitación. Estabas terriblemente satisfecho y orgulloso de descifrar cada maldita entrelínea.
—Eso no fue lo que dije, imbécil.
—Sabes que de todos modos lo haré. Descansa, bebé —dijiste burlón, apretando mi torso vengativamente y dejando tu última carcajada, aquella última risa que solo el sueño fue capaz de apaciguar.
Tu torso: estaba acostumbrado a verlo; tu cuerpo era, de hecho, uno de los primeros que reconocería aún si estuviera de espaldas. Llevaba viéndolo toda la vida, y aunque los años le hicieran su efecto, tu tez seguía siendo la misma, tu columna seguía tan erguida como siempre, y tus contornos jamás dejaron de ser los mismos: sutiles y aún firmes. Nunca me dio con contar tus cicatrices, sin embargo. No hasta hoy.
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Impostor |KatsuDeku|
FanfictionEn serio detestaba esa parte tuya, esa que moría por llorar y en cambio solo reía. «Un sol en un cielo que nunca nubla». 🥦One-shot KatsuDeku. 💥Los personajes no me pertenecen.