Un dia mientras Giyuu Tamioka caminaba en el camellón que llevaba a su pequeño departamento de soltero, noto tirado en el suelo justo a mitad del camino, lo que pensó era un muñeco de trapo en uno de los charcos de agua que se había formado por la lluvia de verano caída justo esa mañana.
Se acercó curioso con la intención de recogerlo y llevarlo a una caseta de policía pensando que alguna pequeña podría pasar más tarde buscando dicha muñeca perdida.
Grande fue su sorpresa cuando al acercarse lo suficiente, descubrió que la muñeca no era una muñeca, sino un ser vivo pequeñito en posición fetal... y para más hacerlo más increíble, si es que eso era posible; tenía unas altas traslúcidas justo en su espalda.
Por un momento pensó que el extraño ser estaría muerto ya que no se movía, hasta que noto la respiración pesada y como apretaba su pequeño ceño en molestia.
Al ver eso inmediatamente se arrodilló y colocó su sombrilla plegable en el suelo, para seguidamente retirar el portafolio que traían cruzando en el pecho y ponerlo junto a esta. Una vez libre se sacó el suéter beige ligero de botones y usándolo de guante tomó delicadamente el cuerpecito que hasta ese momento noto era cubierto por un monito semejante a una vestido de tela blanca de algodón.
Procuro no sujetarlo muy fuerte entre sus manos mientras revisaba si tenía alguna herida a la vista y lo secaba suavemente para no aplastar sus alitas.
Su piel algo pálida no presentaba moretones o cortes y su pequeño rostro en forma de corazón coronado por una tupida y de momento muy húmeda cabellera borgoña solo delata un profundo cansancio. La única seña que le preocupó además de las del obvio agotamiento fue una marca en su frente del lado izquierdo, la cual parecía a una cicatriz mezclada con un lunar rojizo.
Había llovido poco tiempo, pero realmente fuerte esa mañana de sábado, así que al igual que una mariposa probablemente sus alitas empapadas por la lluvia lo habían hecho caer. Era una fortuna que ningún gato, niño u otra persona se hubiera topado con él hasta esas horas del medio día y supuso se debía que pocas personas, por no decir ninguna, solían usar ese camellón estrecho y de cercas de madera altas a los costados.
Pensó que hacer, ya que no todos los días te encuentras en una situación similar. Y recordó que Shinobu la hija mediana de los Kocho estaría a esa hora empezando su turno de trabajo en la veterinaria de su familia. Sabía que era algo excéntrica y que lo detestaba, pero amaba su trabajo y dudaba que se negara a ayudarlo con su dimitió problema.
Sin más que pensar para su sencillo plan, se movió haciendo malabares logrando abrir su portafolio, meter la sombrilla y colgarse nuevamente el mismo procurando mover lo menos posible a su pequeña carga.
Por suerte la veterinaria estaba en el shotengai cruzando la avenida principal a solo tres cuadras de su apartamento, que era a donde se dirija inicialmente y ya que este estaba saliendo del camellón del lado izquierdo, no le tomaría nada llegar.
Justo cuando llegó a la puerta del local la médico de veterinaria salió por esta despidiendo a una pareja que sostenía la jaula de un gato a leguas bastante dopado, ya que lamia torpemente el barrote de la jaula en lugar de su pata recargada en la misma y sus pupilas estaban dilatadas al máximo viendo ido a un punto indefinido.
Por la conversación que escuchó a lo lejos, su lado empático le hizo sentir pena por el animalillo y su triste despertar cuando la droga dejara de hacer efecto y se diera cuanta que falta a algo en el inventario.
Alentó la velocidad para no interrumpir las últimas indicaciones de Shinobu a la pareja y bajó la mirada para revisar que la "Campanita" enrollada en su suéter continuará inconsciente.
¿Tamioka-san? - escucho la voz extrañada de la chica, y levantó la mirada no pudiendo no ver su traje médico con dibujos de insectos y flores. -¿qué es eso que traes ahí? - hizo otra pregunta la chica dirigiendo sus ojos curiosos a sus brazos, lo que causando que él instintivamente cerrada más los mismo alrededor del bulto.
Shinobu se río al notar eso mientras se dirijo a abrir la puerta y deteniéndose en el marco volteo a verlo para decir - Tamioka-san cavernícola de pocas palabras pasa de una vez para que te ayude con eso, ¿si? - sin más y con esa sonrisa pedante que siempre le dirigía término de abrir la puerta y se hizo a un lado para que el se animará a pasar.
Tamioka recapitulando que era por ayuda que estaba ahí, camino atravesando el umbral y escucho el tintineo que hacía puerta al sacudir los cascabeles colgados en la manija interior.
Shinobu, quien después de 6 años de conocerlo sabía de lo mal logradas que eran sus habilidades de comunicación, siguió caminando hasta pasar el mostrador del lado derecho e ingresó a una habitación lateral del lado opuesto con una mesa quirúrgica con demás equipo médico para emergencias y atención general.
Shinobu compacta de tamaño como era se paró del lado de la mesa quirúrgica y pedaleo la base de misma para ajustarla a su altura y atender la primera cita de su turno, terminando esto, le dio la espalda para lavar las manos y disponer de unos guantes de látex los cuales empezó a ponerse.
Venga ya Tamioka-san pon el gato o lo que sea que traes ahí en la mesa, copera empezando con eso ¿si? - Dijo alegre intentando no desesperarse con su mutismo.
Tomioka dudo por un momento pero finalmente se inclinó y soltó suavemente su carga en la mesa, mirando con atención los movimiento de la chica aún costado suyo por si tenía que retirarse o hacer algún movimiento rápido para proteger a "Campanita".
Shinobu pareció notar esto y levantó una ceja retirando lentamente la tela del suéter que cubría y le impedía ver lo que ella pensaba era un animalito.
Tal como se esperaba la chica soltó una exclamación de sorpresa y brinco hacia atrás cuando vio la diminuta criatura más seca pero aún en posición fetal e inconsciente.
¡¡¿Qué rayos haces con un feto?!! - grito la médico a una distancia prudente, mano en el pecho, ceño fruncido y apuntando a su rostro groseramente con un dedo. -¡¡No, mejor aún ¿Por qué carajos me has traído un feto?!!- siguió gritando - ¡¡¿Es que acaso tu estas loco? ¿Qué demonios espera que yo haga con eso hombre demente... - continuó diciendo o más bien gritando más cosas, por lo que Tamioka detuvo la tortura a sus odios cubriendolos con las manos.
Él sabía que esto podría pasar, de hecho le sorprendió que la criaturita no despertará con la voz chillona de Shinobu, aun así mientras procuraba no descubrir sus oídos, se interpuso ligeramente entre la médico y la mesa por si intentaba alguna otra cosa además de dejarlo sordo.
No es un feto es una "Campanita" - Fue lo primero que se le ocurrió para empezar a dar explicaciones y calmar el pequeño ataque de histeria de Shinobu. Aunque corta la oración, pareció ser suficiente para que la chica dejara de mover la boca y lo mirara como si lo creyese un chiflado listo para el sanatorio.
Intentó que su rostro mostrara que hablaba muy seriamente y pareció funcionar, ya que la chica ladeó la cabeza y entrecerró los ojos mientras movía la mirada de él a Campanita aun en la mesa de exploración.
Al final después de unos segundos pareció resolver que si él estaba chiflo ella también ya que ambos veían lo mismo, su mirada cambió y finalmente dejó de verlo como alguien a quien se le solto un tornillo. Se inclinó para ver de lado una vez más la figura del diminuto ser aún inconsciente y se acercó lentamente a la mesa no sin cierta reserva.
Muy bien Peter Pan, cuéntame donde encontraste a Campanita. - dijo la chica revisando con sumo cuidado a su nuevo paciente y empezando a escuchar su corta historia.
Fin primer capítulo uno: Una "Campanita"