Aún mantenía los párpados cerrados cuando los molestos rayos del sol entraron por mi ventana en un intento por persuadirme para que abriera los ojos, sin embargo, son pocas las personas que pueden romper mi autodeterminación y ni siquiera el sol podía presumir ser uno de ellos, cubrí mi rostro con las sábanas tratando de disminuir un poco la luz que entraba a la habitación y, al mismo tiempo movía mi cuerpo hacia un lado para darle la espalda a la ventana con el claro objetivo de conciliar el sueño.
Los minutos pasaron y justo cuando me encontraba a nada de quedarme dormido, el sonido de alguien tocando la puerta de mi habitación hizo que mi concentración se viera derrumbara en cuestión de segundos.-¿Ranma? ¡Despierta, tienes que levantarte ahora mismo si quieres llegar a tiempo a la escuela!- Fue lo que escuché de la autoritaria voz de quien se encontraba al otro lado de la puerta.
Hablando de personas que rompen mi autodeterminación, entre ellas se encuentra mi madre, Nodoka Saotome y no es precisamente por el simple hecho de que sea mi progenitora, ya que ni mi propio padre es capaz de lograrlo, fue por su personalidad fuerte, decidida, amable, perseverante y estricta por la que se ha ganado mi respeto, algo que en mi es muy difícil de conseguir.
-¡En un momento bajo!-Contesté para luego escuchar sus pasos alejarse.
Estando todavía en cama, empecé a estirar mis brazos sacándolos del estado de relajación en el que se encontraban, luego levante la parte superior de mi cuerpo quedando sentado en la orilla de mi cama y me mantuve en esa posición unos segundos, mientras pensaba seriamente si valía la pena levantarme ahora o dormir unos minutos más, al final decidí que no era conveniente tentar contra mi integridad física ante la amenazante Katana de mi madre y con esa idea en mente me levanté para dirigirme hacia la cocina.
Cuando llegué al comedor me encontré con mi padre quien estaba sentado en la mesa dirigiéndole una que otra mirada ansiosa a la puerta que daba a la cocina, esperando que en cualquier momento mi madre saliera con el desayuno. El gusto por la comida y el insaciable hambre es de las pocas cosas que tenemos en común, pero contrario a acercarnos más como padre e hijo es una de las razones por las que más peleas existen entre nosotros, pues cada uno trata de robar la ración de comida del otro, terminando con innumerables golpes en el cuerpo y una buena reprimenda por parte de mi madre. Me senté en la mesa a esperar a que mamá trajera el desayuno mientras seguía luchando con el sueño que hasta el momento se negaba a abandonar sus esfuerzos porque siguiera durmiendo.
Por otro lado, cuando Genma notó la presencia de Ranma esperó pacientemente a que lo saludara como es debido, pero al notar que en su hijo no había ni siquiera el interés de dirigirle la palabra decidió que era adecuado reprenderlo por su falta de respeto con sus mayores.-¿Acaso no vas a saludar a tu padre Ranma? Deberías mostrarle respeto a tus mayores y sobre todo tratándose de tu padre ¿es que no han servido de nada mis enseñanzas?
Aún estaba algo desorientado cuando el viejo comenzó a hablarme, por lo que me costó un poco procesar lo que me acababa de recriminar, ¿Enseñar respeto? Nunca me había enseñado algo que no fuera una completa idiotez, y si sabia algo sobre el respeto no fue gracias a él, sino a mi madre.
- ¿De que hablas ahora? deja de decir tonterías que ni tú mismo te crees viejo- respondí hastiado de las ideas estúpidas que se le ocurrían.
Papá estaba apunto de responder y así iniciar una pelea, pero en ese momento mamá entró con el desayuno en las manos y una sonrisa que se adornaba de oreja a oreja. Sin embargo, al ver la discusión, su sonrisa cambio a una mueca de reproche.
-Dejen de pelear ahora mismo que si siguen así no prepararé nada en todo el día y me importará muy poco que se mueran de hambre si así logro que se comporten como tal.
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Besos con la mirada
FanfictionIgnoraba la clase completamente, no le prestaba ni un poco de atención pues en su lugar estaba concentrado en las hojas que se caían del árbol más cercano al edificio, solo la voz que resultaba desconocida para mí consiguió distraerme de mi acción...