Besos y hechizos

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Existen personas que sin saberlo, son más crueles que cualquiera. Personas que dependen de ti, sin darse cuenta, que te hacen preocupar y dar vuelta a temas que no te conciernen; personas que te enamoran sin saberlo. Y para rematar, te preocupan hasta altas horas de la noche, cuando su cama continúa vacía. 

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-Wit... vamos, camina. 

Salí de mi cama en cuanto distinguí la voz ajena a nuestro cuarto, mi cuerpo pesaba ligeramente más de lo normal. Bright a penas conservaba los ojos abiertos y el cuerpo de pie, podría jurar que daba ronquiditos si no eran, claro, hipeos de ebrio. Alguien le sostenía.

-Yo me encargo. -Mencioné, acercándome con la intención de sostener el cuerpo de mi superior. 

El chico de aspecto trabajado que lo acompañaba no pareció feliz al verme- No creí que Wit tuviera compañero de cuarto, me dijo que podía quedar...-Me enseñó las llaves, pero no caí en su juego, solo con ver su mirada y el estado de Bright, comprendía que planeaba y esperaba al entrar aquí. 

-El cuarto está vetado para extraños, Phi lo sabe. -Me acerqué un paso más y cierto lobo gruñó por la caricia que dejé en su barbilla; ebrio es aún más dócil. Cuando llegué frente a él, sus ojos entrecerrados se fijaron en mi- Bienvenido. 

Sus vistosos labios tan definidos y rosados sonrieron, como tanto le cuesta hacer sobrio- Llegué. -El gran lobo de cabello perfectamente arreglado y ropa de diseñador, se abrazó al simple yo, de camiseta y pantaloncillos. Cierto ego fue cruelmente pisoteado al ser echado a un lado y como diva de la moda, tiró las llaves del cuarto y se fue, sin cogida y sin orgullo; aunque puedo suponer cual dolió más. 

-¿Ibas a romper tu promesa? -Pregunté e inevitablemente, me aproveché del vulnerable superior que sostenía en pie, olfateando su cuello y mejillas de forma que apretó su expresión por cosquillas- ¿Phi Bai? 

Era inútil llamarlo, su resistencia al alcohol era bastante baja para ser algo a lo que estaba acostumbrado.  Le tumbé con cuidado en su cama.

Labial en el cuello, aromas revueltos de hombre y mujer en su ropa cara, maquillaje ligero, pero justo para resaltar su atractivo, cabello perfectamente arreglado y su bolsillo (lo revisé), a tope de papeles de desconocidos que solo hoy, le coquetearon o lo intentaron reclutar para alguna marca; no necesitaba adivinar que habían finalizado una campaña importante. Después de todo, Bright era un cotizado modelo de alta costura, con una ascendente y sustentable carrera. Le quité lo que más estorbaba, el cinturón, los zapatos y los accesorios de sus manos, muñecas y cuello antes de acomodarlo bajo sus mantas.

-Win, llegué...-Otros segundos de consciencia, detuvo mis manos que lo arropaban y se las llevó al rostro; puedo suponer que es por lo frías que se han de sentir en contraste a su piel. 

-Bienvenido de vuelta... debes dejar de beber así y traer extraños. -Esta vez respondí sin sonrisa, su gesto me dio a entender que se sentía regañado. 

-Me porté bien... -Replicó, apretó sus manos sobre las mías, haciendo una adorable expresión. Ojalá fuera así de dócil siempre

-Hueles a todo menos a ti. -Mi placer culpable, es hacer sentir mal al Bright ebrio- Es asqueroso, phi. 

Cruel, P'Bright es muy cruel.

A veces, como ahora, está allí con sus ojos entrecerrados mirándome fijamente- ¿No te gusta mi olor? -Sus manos que me atrapan y me acercan lentamente- Dame el tuyo... -Y esa boca que me reduce entre sus brazos. 

Un beso tosco, delicioso y... doloroso; me aparté por su mordida- Idiota. -Sus labios que brillaron tras el paso de su lengua me llamaron nuevamente. Caí.

Roommate / BrightwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora