Merwood, pueblo perdido al borde de la nada, mínimamente conocido como un lugar de acogida para aquellos cuyos agobios por la vida citadina les tiene hasta el hartazgo. Familias enteras han llegado a establecer vivienda gracias al acceso a la escuela y a la cercanía de las numerosas tiendas de productos las cuales jamás desabastecen debido al buen contacto que tienen los granjeros y comerciantes con las afueras del poblado. Varios habitantes han prescindido de sus vehículos por la simple razón de que todo, y absolutamente todo, está al alcance de unos cuantos pasos; sin mencionar el buen golpe que tuvo en la salud de sus ciudadanos. Muchos llegaron con el objetivo de construir una casa y tener un lugar seguro para vacacionar, pero pocos han mostrado deseos de marcharse. Conforme más gente arribaba en Merwood el interés en la cultivación y ganadería aumentaba puesto que así eliminaban la necesidad de comerciar con el exterior y sus absurdos precios controlados, si eras dueño de una tienda solo debías esperar en el mostrador a que alguien te vendiera un saco de papas al precio que mejor te pareciese.
Merwood poseía su propio sheriff en la comisaria aunque solo tenía dos policías como subordinados ya que la criminalidad era nula y lo único que hacían era pasear por el pueblo saludando a los residentes y aceptando bocadillos y bebidas gratis de los vendedores, se lo mereciesen o no. Hubo un tiempo en que tuvieron que hacer remodelaciones en la escuela, y meditar sobre si abrir una más, porque el número de estudiantes a inscribirse aumentaban además de requerir de más profesores ya que los mismos no podían cubrir tal cantidad de estudiantes. La gran mayoría de cosas fueron determinadas gracias al esfuerzo y dedicación de los ciudadanos que prestaron su voluntad y dinero para mejorar la hospitalidad de Merwood. Sin embargo, también tuvo que ver el gran ingenio del ministro Jerry Akins, como no podían tener un alcalde, Merwood eligió a un sacerdote de la iglesia como ministro para tomar las acciones legales y económicas dentro del pueblo. Esto trajo consigo varios desacuerdos con el gobierno estadounidense ya que no podía consagrarse como un estado vigente dentro del país debido al pequeño territorio que representaba aunque siempre que venían los emisarios y demás embajadores políticos el ministro Akins se las arreglaba para suspender las reuniones incomodas. Nadie sabía cómo, pero cada vez que llegaban aquellos seres trajeados el ministro los recibía en su oficina y antes de que llegara el atardecer se marchaban intercambiando apretones de manos y esbozando sonrisas ante el ministro.
Ciertamente la felicidad era el pan de cada día en Merwood, incluso los niños se divertían con sus juegos de pelota y sus pequeños parques llenos de atracciones básicas como columpios y el tradicional sube y baja. La escuela siempre yacía inundada de los pequeños cuando finalizaba la jornada. Entre tantos niños estaba Neil Burks, hijo de un cultivador de frutas y una florista. Neil se quedó quieto al final de las escaleras que conducían a la escuela mientras esperaba a que sus amigos llegaran. En menos de un parpadeo divisó a Scott Hulsey y a Randy Thomas, sus mejores amigos.
- Escuché que la señora de las semillas le da caramelos de miel a quienes le ayuden a regar su jardín – decía Scott - ¿Quieren ir?
- Por favor Scott – recriminó Randy quejumbroso – llevo toda la mañana aquí y todo lo que quiero es comer y acostarme en mi cama.
- A lo mejor nos da unas galletas con jugo – se explicaba Neil – la señora no puede negarse a unas caras como las nuestras.
Descendían lentamente por las escaleras discutiendo sobre como valorar el resto del día, pues, ya era viernes y nada les importaba más en ese día que saber aprovecharlo como celebración por finalizar la semana de clases. Se quedaron a un costado de la escuela hablando, cada uno podía caminar hasta su casa pero aún no decidían qué hacer ya que el deseo de golosinas de Scott interfirió con los planes ociosos de Randy mientras que Neil no tenía ningún propósito en específico. Con Scott y Randy debatiendo, Neil se distrajo mirando a los alrededores y descubrió a Heather Conner, una compañera de clase introvertida y callada, sola en una esquina absorta como si su mente yaciera en un vacío absoluto.
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Las desapariciones de Merwood
HorrorEl pueblo de Merwood padecerá extraños sucesos que darán origen a uno de los misterios mas grandes jamas conocido.