Halley es una chica llena de virtudes... de belleza y color. Ese mismo encanto nació de un lugar profundamente oscuro; y antes de que ella se convirtiera en lo que es ahora, tuvo que pasar por lo que llaman el infierno en vida.
Hall decide que a partir de su cumpleaños número dieciocho, su vida no será igual. Deja todo rastro de una vida sin padres atrás, y creará la mejor versión de si misma. Cuando se muda al pueblo de Red Hill, empieza a rodearse de personas maravillosas que aportan tanta música, risas, y calma a su vida, que siente que por fin puede ser quien quiere ser... sin sus demonios acechándola a cada paso que da.
Pero la calma no dura para siempre... y más si hay un chico que representa tantas cosas para ella; tan buenas como malas.
Dermot para ella representa melodías, canciones y letras. Atardeceres de soles azafranados y divinos.
Sin embargo, Dermot también representa aquello que ella misma no puede tener, por más que lo quiera. Él representa sus demonios en carne y hueso. Y eso es lo que la atemoriza más que a nada.
Ella lo quiere... pero él no la querrá si se entera de lo que ella ha escondido desde que se conocieron.
¿Podrán los secretos y el pasado arruinar todo lo que Halley se ha esforzado por conseguir?
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La música en nuestro atardecer
Teen Fiction¿Alguna vez has escuchado una canción que te hace sentir especial? Que cuando cerraras los ojos sintieras el poder de hacer lo que sea, ser quien quieras y volver a empezar. Así me sentía yo, justo en ese momento. Cuando su voz inundaba cada uno de...