Los 10 Minutos En El Espejo

Los Monstruos

Estaba oscuro.

En la habitación, justo acostado en la cama, con la luz apagada. Un chico de 13 años reproducía una y otra vez el mismo minutos del vídeo que estaba viendo.

-Si te quedas viendo el espejo por 10 minutos, tu mente creara monstruos...-el vídeo de Youtube repetía por tercera vez, con su respectiva imagen escalofriante de un monstruo en el.

-...- el albino seguía viendo esa parte con el ceño fruncido- tsk, si claro, no creo que sea para tanto.

Y como todo niño con curiosidad, se fue decidido a quedarse esos 10 benditos minutos en el espejo viendo cómo siempre su reflejo en el.

Pero antes fue a la cocina donde estaba su madre.

Se encontraba cocinando y preparando una sopa. Él se acercó al comedor y tomo una silla.

-madre, haré un experimento que ví en internet, así que por favor no me interrumpan porque tengo que estar concentrado,de acuerdo?- dijo este mientras cargaba la silla y miraba a su madre.- estaré frente al espejo por 10 minutos.

-Eh? Pero ya casi está el almuerzo! que clase de experimento es ese?-pregunto la madre girandose en dirección del muchacho- ah! Pero más importante, ya tomaste tu medicina?

-El experimento es de lo que puede hacer la mente y esas cosas- subió los hombros el muchacho, y respondio- y si ma, ya me tomaré mi medicina...

El muchacho se dirigió al espejo de la sala, el espejo era para cuando alguien tenía que verse de pies a cabeza, así que el panorama sería mucho mejor.

Coloco la silla frente al espejo, pero antes de sentarse. Un pequeño niño de 8 años, que tenía un rostro una estatura como de 5, apareció con una mochila de BNHA.

- hermanito, has visto mi brazalete de letras?- pregunto el pequeño, dirigiéndose frente al muchacho- es que no lo consigo...

El muchacho se molestó un poco, porque cada vez que alguien va a hacer algo para si mismo, alguien o algo lo impide?

-Agh! Kit! No ves que estoy a punto de hacer algo?!-le respondió en voz alta el albino al azabache- ¿¡¿Porque siempre pierdes las cosas?!?

El azabache echo un paso atrás y apretó sus tiras de la mochila. Algo asustado por su reacción.

El mayor supo que se había pasado, los cachetes del azabache estaban rojos y sus ojos cristalizados.

-l-lo siento, Onii-chan...- agachó la cabeza sollozando- e-es que soy muy torpe, y siempre olvidó dónde d-dejo mis cosas... S-soy un tonto...

Eso le destrozó el corazón aún más al ojiverde, el le había dado ese brazalete al ojiazul cuando empezaron a ver juntos su anime favorito. Desde que era tan solo un pequeño siempre quiso a alguien que lo aceptará tal y como es, alguien que fuera su amigo siempre, un hermano. Y desde que el azabache llego a su vida, todo cambio para el albino. Al principio estaba asustado, no quería lastimarlo ni asustarlo, pero el azabache fue el que le mostró que si había belleza en él, y siempre se apoyaron en todo; jugaban, veían pelis, hacían pijamada, veían animes...

Y ahora le estaba gritando por una tontería? No tiene sentido...

-hey...-el albino se agachó a su altura-... Perdón, eso no es lo que quise decir, claro que no eres un tonto. Yo soy el tonto.

El azabache alzó la mirada, el mayor le limpió las lágrimas al pequeñín.

-esta en la repisa del baño...-dijo este, y le depositó un beso en la frente al azabache-... Anda, que se te hace tarde para ir a la escuela.