Prólogo

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Mierda, mierda y mierda.

No soy una persona vulgar, no debería insultar.

Sin embargo, lo soy cuando mi hermano menor me saca de mi casillas o cuando un alumno no puede pronunciar bien las palabras en inglés después de repetidas veces. Bueno, tal vez si sea un poco vulgar.

En los dos años que llevo haciendo clases a niños menores, nunca he llegado tarde y me niego a que hoy sea la primera vez. Siempre he sido puntual.

Agarro rápidamente el maletín donde hay cuadernos y demás, también mis llaves y me observo rápidamente en el espejo. Decido irme ya. Pero, no sin antes gritar a mi hermano.

— Vuelves a tocar mi móvil y te corto las manos —cierro de un portazo para evitar oír su respuesta.

Niño hormonado que quiere sacarse fotografías para tener unos cuantos seguidores en Instagram, me tiene harto.

Bajo las escaleras lo más rápido que puedo, maldito el día en que rechacé comprar una casa y alquilar un piso. Estas escaleras son eternas, parece que no acabarán nunca.

Finalmente llego al portal y cojo una bocanada de aire. Que cansancio.
Mientras me dirijo al coche sigo maldeciéndome internamente y, entro enseguida. Después de ponerme el cinturón al segundo intento, medito lo que está pasando. ¿Estaré exagerando? Por supuesto que no... Se llama ser responsable. Eso.

Vuelvo a mirar la hora en la pantalla portátil del coche por sexta vez, desde que subí.

8:04

Uf.
Está bien, Dani.
Son cuatro minutos de retraso.
No pasa nada, solo es tu primera y la última vez.

En cuanto llego a la calle donde se encuentra el centro, no encuentro en donde estacionar. ¿En serio? ¿Siempre hay sitios libres y ahora mismo ninguno?
Pasan un par de segundos mientras doy otra vuelta a la calle. Me ilusiono al ver una persona con la intención de sacar el coche de su sitio y decido aparcar ahí.

En cuanto lo hago, agarro el maletín y suspiro débilmente. Me cuestiono si las cosas pasan por algo mientras pongo el seguro al coche y escucho el paso acelerado de alguien acercándose. se trata de una chica corriendo mientras se aparta el cabello del rostro, luchando contra el viento, hasta que se tropieza con el mismo asfalto y sus rodillas y palmas tocan el suelo.

— ¡Me cago en el puto suelo! —suelta con molestia. Tarda unos segundos en reaccionar y son pocos cuando se incorpora de un salto. Wow.

Suelto una risita mientras la veo marcharse. La observo hasta perderla de vista, cuando gira a una esquina.
¿Que... adorable? Me vuelvo a reír.

¡ESPERA! ¡SOY PROFESOR! ¡LAS CLASES!






🤍 ;

¡HOLA! Espero que te haya gustado o al menos, te haya dado un poco de curiosidad saber lo que pasará en el siguiente capítulo!
Seguiré subiendo capítulos poco a poco!
Hazme saber en los comentarios que te parece 🤍

Nos vemos ✨

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