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- Correte pelotuda. - me empuja una cheta del lugar.

Inmediatamente me giro hacia ella haciendo que ésta se intimide con mi mirada.

- ¿Qué me dijiste?. - frunci el ceño acercándome.

- Que te C O R R A S. - mi mano se estampó contra su cara haciendo que la mina tambalee un toque.

Todo nuestro al rededor se quedó mirando la situación, que metidos.

- La concha de la lora, dejen de mirar. - agarré mi mochila y salí de ahí.

Eso era un manicomio, yo puedo estar loca, pero ellos me pasan.

Me senté con mi bandeja de comida lo mas lejos de esa gente, no soy como ellos.

Llevé la manzana a mi boca.

- Que puto asco. - la tiré a la basura que tenía a mi lado junto con el resto de la comida.

- ¿Que está haciendo?. - levanto mi vista encontrándome con la vieja.

Acá vamos de nuevo.

- Nada, solo tiré mi comida. - respondí obvia.

- Eso lo puedo ver. - ya con esto me levanté de mi lugar colgando mi mochila en uno de  mis hombros.

- Mire, le recomiendo que contrate a otra cocinera porque así espantara a todo el que coma eso que prepara. - hice una mueca de asco.

- A mi oficina. - cruzó por mi lado y yo rodé los ojos. - Ya. -

La seguí hasta ese lugar que ya era como mi casa.

Me senté es una de esas sillas duras, a lo lejos vi un pibe.

Estaba de espaldas.

- Manuel, terminó tu turno, te podes ir, y cuidá mas tus modales o tendré que tomar medidas mas estrictas. - sin mas el tal Manuel se levantó dejándome ver su cara.

Serio, igual que todos.

Sin responder, alzó su mochila y pasó por mi lado sin mirarme.
Salió dando un portazo.

- Estos adolescentes de ahora. - negó la vieja sentandose frente mio.

Tuvimos la misma charla de siempre, aburrida y la detención de siempre.

Mi vida todos los dias es igual.
La paso mal, ya estoy acostumbrada.

[...]

Me dirigí a la plaza de en frente con un porro en mi boca.
Me descargué en el primer banco que ví.

- ¿Me puedo sentar?. - levanté mi vista y me encontré con el Manuel.

Solo asentí y miré hacia adelante, sentí como él se sentó a mi lado.

Replik/ Manuel.

Me senté al lado de la chica del pelo rosado viendo como soltaba el humo por su nariz y su boca.

- ¿Vos estabas con detención también?. - le pregunté pero no obtuve ninguna respuesta.

Le saqué el porro de sus dedos.

- ¡¿Que haces pelotudo?!. - me gritó para después agarrar su mochila y sacarmelo de las manos. - No puedo estar tranquila en ningún lugar. - y se fué.

Y yo que pensaba que era el único con humor de mierda pero ella me gana.
La seguí hasta ponerme a su lado.

- Pibe, ¿Que queres? ¿Tengo algo tuyo o..?.. -

No le respondí y seguí caminando a su lado.

- ¿Te crees el chistosito por no responderme?. - posó su mano en mi pecho haciendo que pare de caminar.

- ¿Ves? Así me sentí cuando ignoraste mi pregunta en la plaza. - la miré, tenía los ojos mas apagados de los que ví.

Sacó su mano de mi pecho.

- Bueno, ¿Qué me preguntaste?. -

- Que por qué estabas en la oficina de detención. - le repetí.
Ella hizo una mueca rara.

- Tiré comida en la basura y le dije que se busque otra cocinera. - rió.

Es verdad, hay veces que las frutas tienen bichos o estan podridas por dentro, nadie se atrevió a decirselo.
Pero bueno, al parecer ya tenemos a una.

- ¿Me pensas seguir todo el camino?. -

- Qué? No, yo tomo el bondi acá en la parada de la esquina. -

- Yo también, mi mala suerte de hoy es increíble. - rodó los ojos y yo solo la miré divertido.

Llegamos a la parada y esperamos un rato, cuando llegó subimos y me senté a su lado.

En el camino no hablamos, ella solo se puso su auricular y miró hacia la ventana abierta a su lado.
Desde esta una pequeña brisa hizo que se levanten las cosas livianas.

Por instinto miré hacia abajo para que el viento no me pegue en el ojo y vi algo que algun dia estuvo a punto de matarme.

El viento causo que el buzo corto de mi acompañante se vuele y deje ver su panza, ahí, justo en su vientre habían cicatrices que decoraban su cuerpo.

Frunci el ceño y levanté mi vista inmediatamente.

Ella al parecer se dió cuenta de lo que pasaba.

- Yo me bajo en esta. - dijo y me miró. - Permiso. - me corrí y la dejé pasar.

La seguí con mi vista viendo como se perdía entre la multitud que bajaba en esa misma parada.

¿Tendrá más cortes?

Nunca habia visto tantas en el cuerpo, osea, en el vientre mas que nada.

Me causaba curiosidad, una sensación extraña o la necesidad de conocerla y saber que pasa por su mente.

Dejé de pensar en ello y puse toda mi atención a la enfermedad que le diagnosticaron a mi madre.

Todo estaba cayendo en picada, y yo ya me estoy rindiendo.

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Después de 20mil años acá hay otro capítulo, la paja que carga el resto de la criu es increíble, bueno en fin.
Soy la única responsable, ahora como tal que soy, me voy a escuchar a Valentín a.k.a mi chikito;))
Espero que les guste y nada, les mando un abrazito 💜

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⏰ Última actualización: Oct 07, 2020 ⏰

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ᴇᴜᴘʜᴏʀɪᴀ || ʀᴇᴘʟɪᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora