"Este lugar no me da buena vibra." Expreso Thor. Su mirada exploraba de manera detallada las monumentales estructuras a la distancia.
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"¿Acaso te incomodan las almas en pena que nos rodean?" pregunto Loki, quien miraba todo con una calma inquietante, su hermano miro alrededor notando aquellas almas a las que hacia referencia Loki. Almas que lloraban, imploraban por piedad y misericordia mientras se retorcían en el agua negra que rodeaba el sendero en el cual ambos caminaban, apreciando a la distancia un reino oscuro.
"Solo tenemos que invitarla e irnos, ¿cierto?" Paso saliva con dificultad, volviendo a centrar su mirada en el camino frente a ellos, sacudió un poco sus hombros y dejo salir un suspiro. "Sí... Solo invitarla, y regresamos a casa." Afirmo el joven, disfrutando del momento incómodo de su hermano.
Tocaron al portón al llegar, y este se abrió dejando ver el oscuro y macabro interior de aquel lugar. Candelabros iluminaban el lugar sutilmente, dejando ver los esqueletos alrededor. Guardias de gran altura mantenían su posición frente a columnas de piedra con banderas rotas colgando de los techos.
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Y ahí, frente a ellos, estaba una mujer de ojos negros en su totalidad, cabello de plata que contrastaba su suave piel. Sus manos eran adornadas por uñas diseñadas para arrancarle los ojos a quien tuviera la valentía de mirarle. Su vestido hacia énfasis en su estatus social en el mundo, era una diosa, una sin igual.
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