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Taehyung 

Mi familia, los Kim, éramos conocidos por nuestras estancias de vinos. Mis abuelos, posteriormente mi padre, fueron los que se encargaron de hacer crecer nuestra pequeña bodega, hasta convertirla en una de las más importantes de la ciudad. Sin embargo, nuestra fama no fue con trabajo duro y noble, las cosas no siempre crecen de la noche a la mañana. Mi abuelo, el señor Kim, se volcó por el camino oscuro. La gran fachada era nuestra estancia de vinos, pero en realidad mi familia formaba parte de la élite narcotraficante más importante del país. Con la muerte de mi abuelo, mi padre asumió el completo mando. Estaba más que claro que el próximo representante de la familia sería yo, mi padre no dejaba de  recordármelo siempre.

 Jennie era mi media hermana. Mi madre había muerto hace 10 años, en ese tiempo, mi padre conoció a la madre de Jennie. Se casaron hace cinco años, se podría decir que somos una familia. O tratamos de actuar como tal.

No es fácil ser nieto e hijo de narcos. Desde niño te acostumbras a presenciar situaciones poco comunes, estar en contacto con las armas, dinero y drogas. Mi padre no me ha dejado tentar con ninguna de ellas, recuerdo sus propias palabras. "Los Kim no consumen, solo venden". Mi vida se construyó en algo que no elegí,  solo está y es lo único que tengo. 

Cuando conocí a Chaeyoung, todo lo que creía dio un giro drástico de ciento ochenta grados. Me replanteé tantas cosas, hasta discutí con mi padre. Decidí que no iba a seguir en esto, que solo debía largarme y construir mi propio camino. Vivir como un chico normal, tener un empleo, ya sabes, las cosas que haces cuando tienes dieciocho años. Pero luego recordé que no puedes salir de esto, una vez que estás dentro, lo haces para siempre.

Mentirle a Chaeyoung era una de las cosas más difíciles de hacer. Cuando más la conocía más quería que supiera sobre mí. Pero eso sería revelar toda la verdad, decir quién era condenaría a toda mi familia. La solución desesperada que tomé fue esconderme detrás de una máscara. Una simple máscara con cosas superficiales que solo mantendrían la distancia entre lo que era y lo que pretendía ser. Ser el capitán del equipo de fútbol me ayudó bastante a ganar popularidad. Eso me convirtió en alguien honorable del Instituto, nadie podía sospechar de mí.

―¿Puedes dejar de mirarla? La vas a ojear.―dijo Jimin pasando su mano frente a mi cara.

Estas semanas habían sido las más duras para mí. Todo comenzó en la fiesta de cumpleaños de Jennie, hace semanas atrás, Chaeyoung y yo disfrutábamos de la fiesta cuando mi celular comenzó a vibrar, miré, era un cliente. Rayos, no hoy, no ahora.

Todo este tiempo, con Chaeyoung, traté de actuar lo más cuidadoso posible. Pero ese día, la mala suerte jugó de mi lado.

―No puedo Jimin.―negué con la cabeza, mientras esperaba a que ella se voltee a verme.

―Es por lo de la fiesta ¿verdad?―preguntó. Yo solo asentí tumbando mi cabeza hacia atrás. El patio de comidas estaba lleno de estudiantes, la hora del almuerzo era nuestro punto de encuentro. Jimin y Bobby estaban dentro del negocio. Ellos eran cómplices de todo, y como yo, también trataban de mostrar su mejor imagen. Éramos los más populares, conocidos por toda la escuela, hasta los profesores tenían cierto grado de cariño. Nuestros padres ayudaban al Instituto con bonos extras. También  participábamos como ayudantes de reciclaje los miércoles por la tarde, el único día que no teníamos práctica con el fútbol. Nos enmarcaban como estudiantes modelos.

―¿Qué pasó en la fiesta?―preguntó Bobby llevándose una patata hasta la boca.

―Ella se enteró.―dije en un susurro. Los ojos de Bobby se desorbitaron por completo y comenzó a tocer.

Seoul SchoolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora