PRÓLOGO: EL EFECTO MARIPOSA.

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Todos nacemos con un talento o un don para hacer lo que más nos gusta y perseguir una carrera exitosa con ello. No hay mejor tiempo para descubrir qué es lo que nos apasiona que cuando pasamos nuestra adolescencia en la secundaria. Por lo tanto, la influencia de cada clase en nosotros es muy importante, se debería evitar faltar a una o ignorar el contenido que quizá podría servimos como jóvenes adultos.

No obstante, alguien como yo, que puede controlar el tiempo, adelantándolo como una película a mi propio gusto con sólo un chasquido de dedos; pasa por alto dicha absurda norma o regla de la vida. He perdido la cuenta de cuántas lecciones he salteado asegurándome de pasar desapercibido. Si se necesitaba de mi intervención en el medio, mi cuerpo comúnmente respondería según a mis conocimientos previos, como si fuese una acción automática que espontáneamente saldría sin necesidad de mi total presencia y conciencia.

Es una gran ventaja que he ido disfrutando en cosas absurdas como «quiero irme rápido a casa» a lo largo de mi vida. No importa cuánto piense, jamás llego a una conclusión decente que me explique para qué me sirve poder manipular las manijas del reloj de ésta manera. Si lo deseo, podría saltar hasta la edad en donde todos nos vemos como frutos secos jorobados y simplemente elegir no vivir, no estar manifestado espiritualmente en los momentos felices o impactantes; tan sólo en cuerpo, no en alma.

Como no podía con la carga emocional y el estrés de no encontrarle un sentido, investigué los pensamientos de mi mejor amigo sobre mi fantasiosa condición con una pregunta camuflada. ¿Mi condición oculta es una desventaja o una ventaja? ¿Es esto un superpoder “cool” y provechoso como el de las novelas de ficción?

Obviamente, no se le fue planteada de esa forma. De todas maneras, él me contestó; «— ¡Absurdo! Sin duda alguna, es una ventaja, una gran ganga. Si tú o yo pudiéramos hacer eso, imagínate lo placentero que sería saltearte los regaños de la directora y a la vez haber pasado por esa experiencia traumática. También, ¡Já! Saltaría a la universidad de una vez... O cuando ya esté con una familia formada.»

Y luego procedió a hablarme de las mil razones por las que el sistema educativo no sirve, por lo que duré un buen tiempo tratando de zafarme de él y sus delirios por la libertad.

¿Saltearte unas de las etapas más emocionantes? ¿Enamorarte y casarte? Eso no me causaba daño mental. ¿Perder múltiples momentos en los que podría completar un sinfín de videojuegos? ¿Perder la oportunidad de excusar mis travesuras con "soy menor de edad, no sé lo que hago"? No parece del todo correcto.

Fue difícil para mí, un testarudo de primera, quedarme satisfecho; ya que sus argumentos habían casi coincidido con mi propia opinión y, sin embargo, sentí que no estaba del todo bien. Para mi suerte, otro compañero estaba escuchándonos y nos interrumpió.

«— Jimin, pienso que es una desventaja. Si sólo puedes adelantar el tiempo, lo que hagas será permanente. No podrás regresar y crecerás rápido también, sería un desperdicio de la calidez maravillosa que trae consigo el vivir y apreciar los momentos en los que respiras.

— ¿Y desde cuándo tú eres tan emocional? Comenzaré a vomitar, discúlpenme.— Respondió el anterior fingiendo arcadas entre las palabras, aunque no duró mucho su altanería porque recibió una buena apretada de tráquea protagonizada por el sujeto al que ridiculizó, terminando el ataque en una duradera carcajada grupal.»

Aquello me dejó estupefacto al principio, pues, no acostumbrado a lo afiladas y profundas que eran las palabras del transferido, quedé con la mandíbula colgando. Claro que lo había considerado mas opté por ignorarlo.

Yo, un simple mortal abatido y traumatizado por las altas expectativas de mis padres en mis hombros, tan pesadas como la sensación y sufrimiento de tener escoliosis y utilizar un corrector de postura; ¡Quería estar contento de tener algo especial! Por eso fingí demencia, como la primera vez que descubrí que poseía dicha fantasía en primaria, preguntándome si debería ir al psicólogo o al psiquiátrico, si era parte de esos niños que veían sombras en las esquinas de sus cuartos o si el cereal extremadamente azucarado que había ingerido en la mañana estaba caducado.

SKIP & REWIND! - kookmin (jk & jm)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora