Parte Única

81 12 340
                                    

We're not who we used to be

—Ah... —Harry gimió bajito al sentir cómo la cocaína golpeó la parte trasera de su cráneo. Posó con delicadeza su cabeza contra la pared mientras pensaba en que tal vez había inhalado con demasiada fuerza y en una gran cantidad. No le importaba mucho; para él bastaba con que el magnífico polvo hiciera efecto en su moribundo cuerpo para soportar unas horas más.

Masajeó con su mano libre el tabique de su nariz, como si éste estuviera mal puesto y tuviera que acomodarlo con firmeza, y bajó hasta sus fosas nasales para limpiar los restos de droga que pudiese quedar rondando por allí. No le sorprendió encontrar sangre escurriéndose caliente y espesa por sus dedos, casi tan negra que parecía dejar un rastro de tinta al tacto.

Unos golpes en la puerta del cubículo lo devolvieron a la realidad, haciendo que Harry dejara de observar su propia sangre y se levantara del piso de mármol con ayuda del brazo que descansaba sobre la tapa del inodoro. El moreno hombre del otro lado se sorprendió al verlo. No era común ver a un integrante de One Direction sangrando en el cubículo de un baño en plena fiesta, mucho menos con una bolsita transparente llena de cocaína colgando de sus dedos manchados de gotas carmín.

Harry le sonrió con ganas y dejó que el hombre entrase al cubículo, mientras él seguía su propio camino hacia el lavamanos. Lo primero que hizo fue observar su desgastado reflejo en el gran espejo que abarcaba casi la mitad de la muralla. Justo como él lo sentía, la sangre seguía manando de su nariz, dejando un vasto recorrido sobre la comisura de sus labios y un poco más abajo de ellos. Harry guardó su preciada bolsa en el bolsillo del saco floreado que portaba ese día y prosiguió a lavarse las manos y el rostro frenéticamente. Probablemente la cocaína estaba surgiendo efecto, ya que sentía su cuerpo florecer, arder y adormecerse al mismo tiempo. Lejanamente sentía cómo las palmas de sus manos golpeaban con brusquedad sus mejillas, pero debido a la magnífica sensación del agua fría contra su piel, prefería no detenerse. El ínfimo chasquido que se creaba a partir de la colisión que el agua generaba al hacer contacto con su piel era música para sus oídos.

El sonido de la cadena de un inodoro hizo a Harry detenerse. Con un sobresalto dejó que el agua brotara del grifo, mientras observaba cómo el mismo tipo que lo había interrumpido en el cubículo, se acercaba al lavamanos para hacer de las suyas. El rizado no movió un músculo hasta que el hombre salió del baño y se aseguró de que estuviera completamente solo. Finalmente cerró el grifo, secó su rostro y observó su reflejo una vez más antes de abandonar el lugar. Su piel estaba bronceada debido al día de playa que había tenido el día de anterior, sus labios estaban rojos y más carnosos de lo usual, el cabello que estaba dejando crecer lucía revoltoso y brillante y sus pupilas estaban tan dilatadas que hacían parecer sus ojos dos aceitunas negras. Sonrió de lado perezosamente, pensando en que se veía condenadamente sexy y se prometió tener sexo salvaje aquella noche.

Sorbió su nariz fuertemente antes de salir al pasillo del recinto.

A diferencia del baño, allí la música retumbaba con bestialidad, haciendo vibrar con fuerza los muebles y candelabros al ritmo de una famosa canción que Harry no pudo distinguir en el momento. Ni siquiera los bellos cuerpos de todos los presentes pudieron captar su atención. Los adrenalínicos fanales de Harry se mantenían fijos en la mesa que le correspondía a su banda, dónde un bello chico de ojos tan azules como el mar caribeño veía todo a su alrededor con pesadumbre. La lechosa piel de Louis lucía unos tonos más marrones, indicando a Harry que había disfrutado muchos más días soleados que él. Estaba seguro de que seguía tan suave como la última vez que lo había acariciado con la dedicación de una vida llena de amor.

Su arrítmico corazón saltó casi con terror cuando cruzó miradas con el castaño al que observaba; y el hecho de que Louis apartara la suya con repudio hizo un hueco en el interior de su pecho. Harry tragó el dolor que punzaba incómodamente su garganta y limpió con el dorso de su mano el par de amargas lágrimas de arrepentimiento que no había podido retener.

🎉 Has terminado de leer 𝙒𝙀'𝙍𝙀 𝙉𝙊𝙏 𝙒𝙃𝙊 𝙒𝙀 𝙐𝙎𝙀𝘿 𝙏𝙊 𝘽𝙀|| ˡᵃʳʳʸ ˢᵗʸˡⁱⁿˢᵒⁿ 🎉
𝙒𝙀'𝙍𝙀 𝙉𝙊𝙏 𝙒𝙃𝙊 𝙒𝙀 𝙐𝙎𝙀𝘿 𝙏𝙊 𝘽𝙀|| ˡᵃʳʳʸ ˢᵗʸˡⁱⁿˢᵒⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora