Parte única.

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𝑯𝒆𝒂𝒕𝒉𝒆𝒓.

[Narración — Recuerdos]

Estaba en una fiesta, hacía frío por lo que decidí permanecer cerca de la pequeña fogata en aquella terraza tomando un trago sin alcohol. La noche tenía muchas estrellas y la luna iluminaba el patio de la casa. Me levanté de mi silla y me apoye en el balcón, observé a las personas abajo, catando, conversando, divirtiéndose.

Entonces lo ví, a él. Vistiendo una chaqueta de cuero y unos pantalones ajustados, sin embargo llevaba encima una camisa de un color pastel. Inmediatamente recordé aquella vez...

Cuando estábamos sentados sobre las gradas en la cancha de la universidad, charlando nada más de cualquier cosa, el invierno había comenzado y yo había olvidado que era invierno, lavando todos mis abrigos.

Entonces me diste el tuyo, en un tono cielo; yo había pintado mi cabello de azul queriendo combinar con el tuyo color menta, porque aunque no sabes, me gustas mucho.
Me dijiste que se me miraba bien por eso, claramente piensas que los colores pasteles no son lo tuyo, pero te quedan de maravilla. Estaba por decírtelo, pero tus ojos dejaron de verme a mi.

Esos ojos que tanto anhelo que brillen cuando estás conmigo, que tanto quiero que dejen de verse cansados de vivir, esos ojos que quiere ver felices de estar aquí, pero simplemente se alegran cuando le ves pasar...
Parece ser la única persona que logra ponerte así, parece que te atrae sin tu consentimiento, pareces no saberlo.

De repente me viste en la fiesta, levantaste la mirada y sonreiste como saludo, como quisiera que me sonrieras por otro motivo. Llegaste a la terraza y me sacaste de mis anhelos. Hablamos tan cómodamente como las otras veces, como siempre yo tratando de hacerte reir, consiguiendo risas fuertes de tu parte. Estabas algo borracho, era de esperarse...

Comenzaste a hablar de cualquier cosa, algo extraño en tí, cantabas las canciones que sonaban de fondo, yo solo viendo tu momentánea felicidad a mi lado. Sin poder evitarlo volví a recordar aquella semana en la universidad.

Pasaste de verle caminar a hablarle seguido, ya no éramos solo tu y yo. Nos conocimos entre los tres y pasamos tiempo los tres. Su belleza no era lo único que tenía, su sonrisa era hermosa, sus piernas más largas que las mías y su personalidad optimista... Una vez olvidó su abrigo y tú llevabas el de color cielo otra vez, se lo diste. Y se le miraba mucho mejor que a mí...

Estaba lloviendo, olvidaste tu paraguas, pero fue muy tarde porque caminante a su lado esa noche, tomaste su mano y no te rechazó, le acercaste a tí y se dejó abrazar en medio de la lluvia. Yo llevaba encima mi abrigo, pero aún seguía sintiendo frío...

No es su culpa, en realidad no hay culpa porque no es algo malo. Sin embargo como hubiera querido que al llegar a su casa y que cruzara la avenida un auto se quedará sin frenos.

Pero solo le miraste caminar, sonriendo se despidió, ahora tú tenías su paraguas en la mano y yo estaba detrás de ti esperando irnos.
Te observé ese tiempo, de nuevo el brillo y alegría en tus ojos, de nuevo aquel dolor en mi pecho.

Me llamaste por mi nombre, acercándote peligrosamente hacia mi, el olor a alcohol en tu cuerpo. Mi corazón dolió de manera diferente entonces cuando uniste tus labios a los míos por un momento, estaba confundido, no entendía la razón pero no me aleje, porque lo llevaba esperando mucho tiempo.

A vino, tu beso me supo a vino, elegante y cálido.

Sin embargo pronto sentí el alcohol en mi ser, cuando apareció de repente en el lugar, su presencia haciéndose notar, todo el mundo saludando con sonrisas y abrazos cuando pasaba por ahí. Parecía estar buscando a alguien. Le miraste pasar entre la otra gente, sonreiste como bobo y tus ojos brillaron otra vez, más fuerte que las estrellas. El vino era ácido.

Vomitaste en mis pies, no pude evitar hacer un gesto de disgusto por lo repentinamente caliente que se sintió, llamando la atención de todos ahí, pero luego de unas risas siguieron en lo suyo. Inconscientemente te aleje y busque con qué limpiar el desastre, tu ya te habías limpiado en su chaqueta.

Un par de pies nuevos apareció en la terraza y saludo con preocupación, se acercó a tí y te levanto de la silla. Volviste a vomitar y esta vez en su pecho.

No hizo ningún gesto de asco y simplemente te llevo al baño más cercano mientras trataba de hablarte como si no le importara más que tu bienestar. Le miraste enbobado y le sonreiste esta vez a él, te sonrió devuelta con su sonrisa tan hermosa similar a un corazón.

Acaricio tu cabello con delicadeza, mirándote con tanto cariño y los ví entrar al baño.

Abruptamente me senté dónde había estado y me importo poco tener vomito en los zapatos, hice lo más pequeño que pude mi cuerpo y recosté en la silla; mirando el cielo, viéndose borroso de repente, mi nariz picando y mi cuerpo temblando. Mis manos apretaban mis brazos y la música de fondo apagaba mis sollozos. Me sentí abandonado, nada más yo queriéndote de esa manera tan ingenua, sabiendo de antemano lo que pasaba y queriendo borrarlo de mis recuerdos enfocandome solo en tu sonrisa y los momentos buenos que pasamos.

“Nunca serás un Hoseok, Park Jimin. Nunca serás algo así de Min Yoongi.”

Mi amigo finalmente llegó a la fiesta y me preguntó que había pasado, pero no me encontré en valor de decirle algo, simplemente me llevo a mi habitación, cambio mis zapatos y me escucho llorar hasta que me dormí.

“Como desearía ser Hoseok”.




















[❥End]

¡muchas gracias por leer!

𝓘 𝔀𝓲𝓼𝓱... -유석민✧*。Donde viven las historias. Descúbrelo ahora