Secreto

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La rutina de todos los días consistía en despertar, enviar un mensaje de "Buenos días" a su rubio favorito y después, levantarse a tomar una ducha fría para alejar la flojera de su cuerpo.

Era así como iniciaba el camino a la escuela, el cual siempre se volvía más ameno cuando escuchaba aquellas canciones resonando en sus tímpanos. Canciones que, de una u otra forma, provocaban que sus sentimientos se plasmaran de forma adecuada, incluso cuando él no podía expresarse tan abiertamente.

Ese día, especialmente, estaba caminando, sintiendo el frío aire invernal chocar contra su rostro cuando Pretty Boy de The Neighbourhood comenzó a sonar y aquello le hizo sonreír levemente; ¿era posible que una canción se adentrara tanto en la cabeza como para hacerte pensar en una persona?, Al menos para él, parecía ser así. Con cada paso que daba, se inundaba de la leve melodía combinada de palabras fugaces que no pensaba ser capaz de expresar algún día; en ese momento, por su cabeza pasó una gran idea. 

Su silencioso y pequeño secreto fue realizado horas más tarde en el aula. Durante un pequeño descanso, donde, la lista de reproducción denominada "Sanji" fue creada.

Miró su celular un momento y simplemente añadió la canción que le había acompañado en el camino, hasta que escuchó la puerta de su aula azotar y, acto seguido, escuchó su nombre. Luffy y los demás le estaban llamando para comer algo, y cuando se levantó, guardó su celular en el bolsillo y caminó hacia donde se encontraban. Sonrió levemente, miró a Sanji y como un acto de reflejo, palmeó levemente el bolsillo de su pantalón. 

—Hey, chico bonito. — le llamó suavemente y solo se ganó una mala mirada.

—Woah, ¿realmente eres el marimo idiota? — cuestionó Sanji, mirándole de forma extraña.

Al observarlo durante un momento, por su cabeza únicamente se repitió la frase de la canción.

You're the only thing I need

Cuando Zoro fue consiente de eso, sólo dejó salir una leve sonrisa y se giró ignorando las quejas del rubio; definitivamente estaba bien todo aquello, incluso con ese extraño acuerdo, valía la pena esperar e intentarlo porque era Sanji.

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