Prólogo: Azrael

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Entonces ella abrió los ojos, se veía confundida y perdida. Un grillete metálico se hallaba alrededor de su pie y el par de esposas de acero hacían que sangraran sus muñecas, tenía su vestido rajado y lleno de manchas color acre, un color parecido al de la sangre seca

La observaba, pero ella no sabía que yo lo hacía, sus ojos tenian vida, y esa vida que se apagaría en pocos momentos, eso era lo que yo necesitaba y así todo volvería a ser como antes, así yo volvería a ver sus ojos.

Salí de mi escondite, pase por las rejas para ver como reaccionaba, me identificó y de inmediato supo en donde se encontraba; Entonces vi que era momento de quitar la luz de sus ojos. Rebusqué la amatista en mi pecho pero no estaba ahí, Fui hacia mi escondite y vi en mi cofre, no la encontraba,-Debería volver -me dije-; -No vaya a ser que intente escapar. Di media vuelta y de repente escuche un estruendo, un sonido parecido al del metal cuando cae al piso,-¡Maldición!... corrí desesperadamente, llegué al pasillo y ahí estaba ella.

Un pedazo de la esposa colgaba en su mano izquierda y la amatista brillaba en la otra, Al verme una sonrisa se dibujó en su cara, y alzando su mano dijo:

-¡LO PROMETISTE! ¡Prometiste que nunca me harías daño, mi padre nunca debió dartelo, no lo utilizas para mantener el equilibrio que tú y yo deberíamos tener, él se enojara mucho y lo sabes!

-El señor no se enojara conmigo, tuve que hacerlo, era necesario y era lo correcto, Además quería "hablar" contigo...H-E-R-M-A-N-I-T-A

-¿Era necesario ponerme un grillete en los pies y unas esposas en las manos?

-Sí, lo era...por cierto dile a tu esposo, el arcángel ese Rafael que me deje hacer mi trabajo, cuando el nombre de cualquier terrano aparece en la amatista, es porque ya es su hora, no es necesario que engañe su mente, para hacerlo pensar que se salvara de morir.

-Es lo que siempre me dices...ya es hora de que cambies tus diálogos hermanito

-¡Lo repetiré una y otra vez si es necesario!

-El estar solo te afecta...mucho por lo visto... ¿Porque me secuestraste?

-¿Por qué preguntas?

-¿Acaso es por alguien?... ¿ehh? ¿Azrael, sucede algo?

-No, o bueno si...necesito tu ayuda...siéntate, curaré tus heridas, mi alcoba esta libre, hay un vestido en el armario, siéntete cómoda de usar cualquier cosa que encuentres aquí. Perdón por tratarte así, la desesperación me hizo perder los estribos

-Tranquilo, entiendo...ahora cuéntame... ¿Quién o Que, atormenta a la muerte?






El Amor Mata A La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora