Capítulo 6

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La mañana era bulliciosa, Elias había madrugado había enviado a decir a la posadera que su esposo estaba con él, además de ordenar subir un desayuno completo, con un hermoso vestido con todos sus accesorios a la joven en su habitación, Ann estaba ansiosa quería ver a la joven que disfrutaba de las atenciones de semejante señor, pero la joven que vio en la cama era Tasia, sonrió pícaramente, la niña no era tonta deslumbro a un señor rico, ella misma se lo sugirió una vez, pero la joven se horrorizó, asegurando que nunca por mas hambre que tuviera vendería su cuerpo así, ella podía comprenderla en cierta medida, pero la verdad era que antes de que viviera con su esposo en la nueva Ambrosi, esta era solo una tierra sin ley, ella trabajaba en un bar, y varias veces tuvo que vender su cuerpo para sobrevivir, cuando Ambrosi fue cambiada radicalmente por un joven señor, el mismo joven señor que había tomado a Tasia, recordaba como este cerraba todos los antros, los burdeles, las casas de apuestas, derrumbo todo a su paso, levantando una nueva, hermosa, limpia y glamorosa ciudad, ella se quedó sin trabajo así que sedujo a su actual esposo, un gordo, sucio y maloliente posadero, el tubo suerte pues al estar tan lejos de la ciudad no demolieron su posada, pues toda la ciudad fue edificada desde cero, dejando a muchos sin trabajo, sobre todo a las mujeres, pues los hombres conseguían trabajo fácilmente como ayudantes en la construcción de la nueva Ambrosi, o en el maravilloso palacio de cristal, desde que el joven prometido de la princesa, acabo con los burdeles, los hombres empezaron a casarse, pues si se sospechaba de actividades no permitidas, todos los implicados perdían todo y eran enviados a prisión, Ambrosi se trasformó por completo en un solo año, más duro la construcción del palacio, pero desde la desaparición de los herederos de la corona, todos poco a poco retomaban sus viejas costumbres, pero más discretamente, por miedo a represarías, recordaba que ella misma se vendió un par de veces sin que su esposo se enterara sin embargo no tenía el cuerpo de antes así que le resultaba menos atractiva a los hombres, en una ocasión sugirió a Tasia hacerlo también, se ganaba un dinero extra así, mucho más sustancioso que en sus tiempos, pero Tasia a su parecer fue más lista, conquisto con su cuerpo virginal a el mismísimo señor de Ambrosi, nunca sería su esposa, tal vez solo una amante ocasional, pero tendría todo lo que quisiera seria la dama más alta de Ambrosi, pues la princesa no estaba, incluso podría darle un hijo y su vida estaría asegurada por siempre, además el joven señor de Ambrosi, era un caballero fuerte, galante, apuesto, limpio, no como su esposo que cada vez que la tocaba quería vomitar, lo peor era que no pasaba una sola noche sin tocarla un martirio todo los días, pero estar en los brazos de semejante hombre sería un placer sin precedentes, camino hasta la cama y despertó a Tasia, ya la aconsejaría, sí señor, un hombre como ese valía la pena luchar.

-¡Tasia despierta ya!-gritó.

-Ann, Señora, disculpe me quede dormida ya bajo a limpiar.- contesto despistada y apresuradamente Tasia, no estaba muy espabilada.

-No te preocupes criatura, ya lo hice yo, ten come, necesitaras fuerzas, seguro que tu hombre vendrá pronto y te dejara sin energías-comentó picara.

-Si claro, y-ya recordé.-Respondió sonrojada, El, estaba allí, la había encontrado, estarían juntos, pero ¿dónde estaba?, quiso preguntar pero Ann estaba dándole una larga lista de consejos para mantel a su hombre, la escuchaba preguntándose si sería capaz de hacer la mitad de cosas que recitaba Ann, seguramente no, pero no quería parecer malagradecida así que no dijo nada.

-Tasia ahora que has atrapado a un gran señor, debes saber que debes hacer todo lo posible por conservarlo, nada de celos, ni aunque este con otras mujeres, se abierta, di si a todo lo que te proponga, satisfácelo en la cama, déjalo agotado de placer, sedúcelo para que pase mucho tiempo contigo, mientras más estén juntos más pronto podrás tener un bebe, con eso ya tendrás tu vida asegurada, compórtate siempre alegre, dócil, sumi....-la puerta la interrumpió, el Márquez de listore estaba en la puerta, con un rostro devastado, Ann salió despavorida, su rostro mostraba radia, dolor, rencor, se adentró a la habitación se arrodillo en la cama, bajo la cabeza, mientras su lagrimas corrían desbocadas pedía perdón desesperado, ella lo abrazo estuvieron abrazados horas, ella como pudo lo subió a la cama para que descansara en su regazo, El, se quedó dormido de tanto llorar ella solo lo reconforto en sueños hasta que El despertó, tomo sus manos delicadamente examinándolas, no eran como antes, ahora estaban llenas de cortes, tenían cayos, estaban ásperas, muy diferentes a las suaves y rosadas manos que el siempre besaba con devoción, solo por no ver esa excreción se decidió a usar guantes, aunque nunca le gusto, lo haría, por suerte estaba cubierta el resto de su cuerpo no se vería, trataría de permanecer cubierta hasta que su cuerpo regresara a su estado anterior, no soportaba ver esa expresión en su rostro, suspiro, llevaba tanto tiempo que no actuaba como una niña caprichosa, y es que era la única forma de sacarlo de ese estado, solo exigirle lujos, caprichos, tonterías, lo hacía feliz, pero ella era frugal, rara vez le pedía algo, nunca abusaba de su generosidad, pero esta vez tenía que hacerlo, por su bien, incluso tenía que ser dura con él, pues si lo perdonaba fácilmente, él nunca se perdonaría el mismo, tenía que hacerlo redimirse, para que el alcanzara un nivel de paz mental apropiado, respiro era hora de volver a su vida, aunque la antesala de llegar a su palacio nuevo como una niña malcriada no le gustaba nada, pero tocaba, no quería que su futuro esposo estuviera torturándose día y noche, tomo aire nuevamente, Él estaba cabizbajo, ella lo acaricio suavemente antes de soltar con una voz melodramática y exagerada.

-El, ve mis hermosas manos, el estado tan terrible de mi cuerpo, todo por tu culpa, ¡deberás recomponerme!, me untaras cremas, aceites, esencias, todos los días, estarás pendiente todo el día de mí, por lo menos hasta que recupere mi estado normal, ¡y consígueme un carruaje!, no quiero montar a caballo mi cuerpo esta tenso, cuando lleguemos a casa, tendrás que ayudar a limpiarme bien, luego me darás un masaje, ¡y consígueme guantes!, hermosos guantes de seda, de todo tipo, modelo y color, ¡y vestidos!, no tengo vestidos de temporada conmigo, llama a mis modistas necesito un nuevo guardarropa, ¡no se te olviden las joyas!, quiero mis joyas y las de mi madre, ¿está en Listore, cierto?, ¡quiero ir a visitarla lo más pronto posible, ¡y ya es hora de que me presentes a tu familia formalmente!.- finalizó con aire de niña ofendida, Él estaba absurdo escuchando atentamente cada una de sus palabras, se levantó decidido, se inclinó solemnemente, prometiendo.

-Como desee, conseguiré todo inmediatamente, su majestad está perfectamente en Listore como imagino, poco a poco va superando su enfermedad, en una semana partiremos a Listore, y Luego llegaremos a Licia, mi padre tiene Licia como una fortaleza para desviar la atención de Rafaela, así que tendremos que enviar una carta para que nos esperen, así evitar aremos contratiempos, y-y pediré que preparen las joyas del Marquesado, es hora de que te pertenezcan, si gustas daré hoy mismo la orden de preparar el compromiso, para dentro de unos meses podremos comprometernos oficialmente.

-Está bien, esperare, pero el compromiso será dentro de un mes tu familia vendrá de vuelta con nosotros igual mi madre, celebraremos la fiesta de compromiso con los arreglos que tenemos acumulados para la boda.

-pero si utilizamos los arreglos de la boda, se retrasa dos años la boda, tendrían que empezar desde cero los arreglos, y todavía están en preparación los arreglos de tu cumpleaños, los mande hacer como siempre, perdí dos modelos, pero este me temo todavía no está listo, los cristales todavía no están ensamblados.

-Veré después los arreglos de mis anteriores cumpleaños, después del compromiso replantearemos la boda, pues quiero que sea lo más pronto posible, pero por supuesto con el máximo esplendor y no estoy dispuesta a ceder, ya veremos cómo lo haremos, porque todavía tenemos que restaurar el poder, no me entusiasma la idea pero es mi deber defender Soumburtria, además el pueblo de Armeria que no olvidan que una vez fueron una gran nación, es mi deber asumir el trono, por lo menos mientras Alexktim esté listo, pero quiero ascender casada contigo, dejaremos eso después de la luna de miel, porque un heredero también será necesario.

-Si comprendo todo se hará como desees.-acordó débilmente, le encantaba la idea de una bebe, sabía que ella lo decía porque Armeria consideraría que un bebe un nuevo heredero aseguraría la corona, para que no callera otra vez en manos de algún inescrupuloso, aun así el adoraría tener un bebe, pero eso un bebe, no un heredero, no un peón, no una moneda de cambio, que el príncipe Alexktim considera herederos para el imperio, y los educara como tal, él pensaba malcriar a sus hijos hasta la saciedad, si tenía una niña igual a su madre, ¡seria la niña más mimada del mundo!.

-El, es hora de marcharse ve a prepararlo todo.

-sí, claro.-contesto soñador con los ojos brillantes, todavía pensando en una pequeña princesa con ojos grises, y cabello de oro batido. 

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