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Harry despertó esa mañana con el olor de unas salchichas quemándose, estaba desorientado, miro a su alrededor y se talló los ojos adormitados. No estaba en Privet Drive, estaba en Grimmauld Place, se sentó mirando al rededor y un picotazo en la ventana lo hizo voltear.
-¿Hedwig? -dijo alarmado.
Estaba todavía más desorientado, abrió la ventana para que el ave pasará, pudo mirar a la calle, era un día soleado, ni una sola nube gris.
Tomo la carta y le pasó la mano por el bello plumaje blanco a su ave que escondía su cabeza debajo de su ala.

"¿Qué hay Harry? Anoche no pudimos contestar, estábamos muy ocupados regresando del medimago, al final Remus atrapó una salmonelosis, nada de que preocuparse y ya está mucho más repuesto. Contestando a tu pregunta, no, no será aquí, creemos que es más fácil que todo se haga en la madriguera. Ya sabes, somos muchos y no queremos llamar más la atención. Nos vemos a la hora de la cena. Teddy manda besos con baba y Remus también, pero sin baba"

Harry miro al rededor, sentía vértigo y no sabía por qué, no podía pensar con claridad, miro la carta, tan real, tan confusa.
La puerta se abrió abruptamente.
-El amo Black me mandó a buscarlo, el desayuno ya está listo -dijo Kreacher de mala gana y mirándolo raro.
-¿El amo Black? ¿Sirius? -preguntó Harry.
El elfo asintió y se le quedó viendo con la cabeza ladeada una nota de preocupación aparecía en esa cara de murciélago aplastado.
-¿Amo, se encuentra bien?
Harry no contestó, salió corriendo por un lado y bajo las escaleras lo más rápido que sus piernas le permitían.
-Harry, ¿por qué corres así? -Sirius estaba de pie junto a la mesa, llevaba un delantal con unas letras grandes que decían "El mejor padrino del mundo".
-Tú... Tú... -Harry no tenía aliento.
-Por Merlín, sigues en pijama, hoy es un día ocupado. Tenemos que desayunar e ir al callejón por los regalos para Teddy.
-Yo, este que, esto -Harry no podía dejar de pensar que todo eso era muy raro-. Pégame.
-¿Qué demonios dijiste?
-Pégame.
Sirius no lo dudo más de dos segundos y le pegó una cachetada que hizo a Harry reaccionar. Fue muy real.
-De acuerdo, vamos a desayunar.
-Estás actuando muy raro.
-Remus tiene salmonelosis, me han mandado una carta, en la madriguera para la cena- Harry esperaba que Sirius comprendiera mejor que él.
-Te lo dije, esos vecinos de Yorkshire ya nos habían puesto el ojo. Los muggles son tan entrometidos.

Comieron en silencio, Harry miraba al rededor, las cosas eran diferentes. Subió tan pronto termino y dónde antes estaba la pintura de la madre de Sirius, ahora habían cientos de fotos.
Negó con la cabeza y subió hasta su habitación.
Cuando salió del baño una lechuza estaba a un lado de Hedwig, no la había visto jamás, era negra y sus ojos amarillos daban un poco de miedo. Tomo la carta y pulcramente el ave salió de ahí. Reconoció la letra de inmediato.

"Mira cararajada, ya te comprado mi regalo para mi sobrino así que no quiero que se repita lo de la navidad pasada y demos el mismo regalo. Le compré una escoba de juguete."

-Malfoy -fue lo único que dijo.
Cuando por fin bajo Sirius ya lo estaba esperando frente a la chimenea, un traje de color morado muy elegante a comparación de los jeans, Converse y camiseta que llevaba Harry.
-Tenemos que comprarte ropa -dijo antes de desaparecer.
No alcanzó a escuchar qué lugar dijo, pero sabían que irían al callejón Diagon, así que pensó en el Caldero Chorreante.
-Caldero chorreante- dijo claramente y unas llamas consumieron su cuerpo.
Al aterrizar recordó lo mucho que odiaba esa sensación, pero definitivamente era mejor que aparecerse.
-¡Harry!
Harry se alegró de por fin ver personas conocidas, Hermione le había gritado, pero estaba en compañía de todos los Weasley.
-Amigo, ¿estás bien? -preguntó Ron apretando su hombro.
-Sí, sí, un poco desorientado nada más.
Ginny se acercó a él y le dió un tierno beso en los labios.
-¿Te contestó Tonks?
-Sí, me ha contado que Remus -era raro decir eso-, que Remus tiene salmonelosis, es una enfermedad muggle pero estará bien. ¿Han visto a Sirius?
-¿Sirius? -dijo Molly Weasley.
'Oh no' pensó Harry.
-Imagino que fue directo con los gemelos -dijo Bill.
-Hay que darnos prisa, Andrómeda y Ted dijeron que irían a la casa a la hora de la comida -dijo Arthur Weasley apuntando el gran reloj del caldero chorreante.
-¿Seguro que estás bien? -preguntó Ginny-. Tengo que ir a ayudar con las cosas, pero si no te sientes bien, me puedo quedar.
-No, no, anda. Te necesitan más allá -Harry se aferró a su novia por mucho tiempo.

What if...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora