Prólogo

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—¿Crees que ésta casa esté bien, Joshua?—

Preguntó Rebecca, obteniendo una respuesta casi inmediata.

—Está Perfecta, es amplia, es muy duradera, también tiene un gran jardín y está a pocos metros de la universidad, ésta casa es la indicada— dijo completamente seguro y emocionado por la casa. Talvez se dará cuenta de que lo que hace es un total error.

Al entrar a la casa, el dueño le pidió a los chicos que se mantuvieran alejados de la esquina del jardín justificando que había un gran nido de arañas que nunca pudo erradicar.

Al parecer a ellos no les importó, lo único que querían era instalarse de una vez, ya que al día siguiente empezaría su semana de exámenes, el hombre antes de irse entró al jardín para poner un pequeño lazo blanco el cual señalaba la esquina con el "nido", ellos sólo pensaron que era para que pudieran identificarlo así que ahí se quedó.

Sin nada más de que preocuparse, empezaron a poner sus cosas en la habitación que eligió cada uno, al final del día apagaron las luces dando protagonismo a la luna.

Al cabo de unas semanas, todo iba bien, no obstante para uno de los habitantes era diferente, era presa de las cosas raras que sucedían ahí, no sólo oía ruidos también veía sombras, luces extrañas, sentía como si alguien lo observara.

Joshua no sabía que hacer sólo ignoraba todo, mala idea.

Después de unos días le preguntó a su compañera si también sentía lo mismo, ella sólo dijo que no.

Joshua pensaba que ella sólo bromeaba con él, pues no era probable que alguien más esté ahí ¿O sí?

Joshua, por curiosidad, fué al nido de arañas para matar aunque sea unas, sin embargo no había nada, supuso que el señor estaba loco e imaginaba cosas, quizá no sea así.

Para dejar de preocuparse por todo lo que le pasaba, comenzó a concentrarse aún más en sus estudios, algo de lo que se arrepentirá...

In my roomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora