No hay nada como el amor y la pizza

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Sus ojos. Tan llenos de cariño, felicidad y a la vez con solo una mirada hace que ese vacío que siento en mi corazón se llene y me siente querida. Esos dos zafiros azules son tan llenos de sentimientos.

Deben ser las 7am y solo falta 1 hora para ir a clases, creo que hoy no iré al instituto.
Estoy acostada en la cama pensando en la situación "amorosa" en la que me encontraba enrollada ahora. Justo hoy es viernes y salimos mas temprano que de costumbre.

—Unique, amor —tocó la puerta mi padre— ¿irás a las clases o te quedarás en casa? —dijo abriendo la puerta, logrando ver su terno súper formal que tenía puesto.
—Me quiero quedar, no tengo ganas de ir —dije, luego de un par de segundos añadí— además, me duele el estómago.
—Bueno, quédate. Melanie te hará compañía durante el día.
—Esta bien papá, no te preocupes.
—Adiós cariño —habló acercándose a mí para despedirse e irse a su empresa.
—Adiós, papá —dije tirándole un beso, que él agarró con su mano.
—Hija, antes de qué vayas a tomar desayuno, por favor anda a abrir aquella ventana y deja entrar aire a la habitación, ¿Está bien?
—Ya. Total, es la rutina de todos los días.
—Okay, chao.

Un par de minutos más tarde me levanté, restregué mis ojos con fuerza y arrastrando mis pies fui directo al baño. Pesqué mi cepillo de dientes, lo embadurné en pasta y me empecé a lavar la boca.

Sus ojos azules, que se dividen por el pequeño grosor del lente. Su piel, que jamás eh tocado pero debe ser muy suave. Sus gruesos labios rosados, esperando por un beso que los haga pedir por más.

...

...

...

                                                                                                                      

Espera.

....

....

...

...

¿¡Que!?

Me miré directamente al espejo, fruncí el seño y me dije internamente:

«Unique Clarine Fontaine Van Santen, ¿¡En que mierda estás pensando!?»

Me quedé allí, cada vez apretando mas fuerte las manos las cuál tenía apoyadas en el lava manos y a la vez desafiándome con la mirada.

— ¡Unique, está listo el desayuno! —gritó Melanie desde el primer piso— son cupcakes rellenos de nutella.
— ¡Ya voy! —respondí.

Me lancé una última mirada al espejo.
Una mirada de hambre y exquisitez.

Las Desventajas de Ser AltoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora