No supo cómo es que terminó en esta situación, cuando un día, solo salió de su hogar con el fin de sentirse libre después de tener una discusión con su padre. Y entonces, visualizó en la oscuridad de la noche, a su querida amiga de la escuela, siendo perseguida por dos tipos que llevaban puesto un pasamontañas sin que ella se dé cuenta. Imaginando lo que pasaría a continuación si él no intervenía, tuvo la necesidad de mantenerla a salvo, de alejarla del peligro, de que esté bien. Tuvo la necesidad de salvarla.
A la mañana siguiente, en la noche, tuvo la necesidad de ir a verla, de saber si estaba en una sola pieza. Primero un día cada dos semanas, después dos días por semana, y así hasta que se volvió un hábito ir a diario.
Se la pasaba tan bien con ella que sus visitas duraban hasta casi las dos de la mañana, se sentía libre con ella, conversando, bailando, cantando, comiendo galletas que los dos jalaban de la panadería de los padres de la chica, jugando videojuegos. Podía ser él mismo, con sus chistes malos, con sus dramas de niño pequeño, podía ser él en todas sus facetas, sin miedo a que lo juzguen. Porque sentía que con Marinette a su lado, no había nada que lo haga sentir mal, al contrario; se sentía fuerte, y en parte necesitaba serlo, por ella. Por los dos.
Y sin que se dé cuenta, ya habían pasado tres meses desde aquella noche, y ese “hábito” como él lo llamaba, se convirtió en necesidad. Daba gracias que ese día pudo escapar de casa, daba gracias en parte, a esos tipos que perseguían a la azabache, porque él estuvo ahí para protegerla, y siempre lo estaría.
No sabía, como es que en esos tres meses, pudo conocer mejor a la chica y decir que la conocía desde toda su vida. Tampoco tenía razones concretas para poder explicar cómo es que esa linda ojiazul, a quien llamaba meses atrás su “amiga”, actualmente era todo su mundo, la chica a la que amaba.
Porque sí, la amaba. Ladybug pasó a segundo plano, ella era más como la mejor amiga que alguien pudiera tener. Pero Marinette, su Marinette era alguien extraordinaria, amable, valiente, algo torpe, pero la mejor persona del mundo. ¿Qué si le costó asumir que estaba enamorado de ella? Por supuesto que sí, aceptar eso, fue aceptar que lo que sentía por su compañera de batallas no era más que admiración. Conocía la faceta de heroína, pero no todas. Y de la ojiazul conocía cada una de ellas, desde la faceta más enojada hasta la más tímida, cabe destacar que para Adrien, en todas se veía hermosa.
Desarrolló por ella cosas que por ladybug no había sentido, y es que con su compañera no había hecho un karaoke, ni la había visto dormir. Entonces, los únicos miedos que Adrien Agreste presentaba, eran dos:
1. Perder a Marinette.
2. Que Marinette rechace sus sentimientos.Aunque para él, el segundo miedo, si bien le iba a doler el rechazo, lo iba a entender y de todos modos seguiría cuidando a su princesa. Pero… ¿Perder a Marinette? No. No había forma en el universo de que Adrien pudiese seguir su vida, sabiendo que ella ya no estaba con él, sería una horrible pesadilla. Protegería a la azabache con su vida de ser necesario, todo para verla feliz y que esté a salvo.
Y después de tres meses, ahí se encontraba él, dando vueltas en su habitación, de un lado para otro, decidiéndose si confesarle a su chica sus sentimientos. Mientras plagg lo veía con el ceño fruncido y comiendo su camembert, como siempre.
— Chico, ¿puedes quedarte quieto? Me mareas.
— No lo entiendes, Plagg, ¿Se lo digo o no? — habló desesperado, mordiéndose la uña — No quiero arruinar lo que tenemos, pero tampoco quiero seguir siendo solo su amigo. Y tampoco quiero que me rechace, pero…— continuó sin permitirse respirar.
— Hey, hey. Cálmate niño — la criatura voló hasta estar frente a su portador y le cogió el rostro con sus patitas — Inhala, exhala — el blondo le hizo caso y cuando vio que estaba más calmado, continuó — Eso es, a ver. Hemos visto que Marinette no te es indiferente, Adrien. Ella te quiere, te cuida y protege. ¿O acaso ya olvidaste cuando tuviste una fiebre de los mil demonios y ella fue quien te cuidó toda la noche? ¡Hasta te preparó sopa!
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Necesidad (One-Shot // Marichat)
RomancePorque sin darse cuenta, empezaron a necesitarse, protegerse, verse sonreír, necesitaban de sus abrazos. Porque para bien o para mal, Chat Noir necesitaba de Marinette, tanto como ella necesitaba de él. °°°°°°°°° ✅...