la Abadía

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En el norte de escocia, en un poblado pequeño existían 2 iglesias una al frente de la otra, la de atrás, mas vieja y menos cuidada pero aun así mas imponente y majestuosa siempre le llamo la atención al sacrista, ya que nunca se utilizaba y nunca la mantenían un día el joven fue donde el sacerdote a preguntarle sobre ella. A lo que el sacerdote ya un anciano de unos 80 años le dijo –sin importar que ocurra, sin importar lo que oigas, no entres para nada en ese lugar- no dijo mas palabras y eso solo aumento la curiosidad del joven en esa suntuosa iglesia, fue al pueblo a preguntar pero nadie sabia o nadie quería responder, eso le extraño. El joven dejo pasar un tiempo pero no podía sacarse de la cabeza la imagen de esa iglesia gótica, con gárgolas custodiándole y dos ángeles en la entrada, así que una noche sin luna decidió ir a esa iglesia, a escondidas del sacerdote camino lentamente y esperando sin hacer ruido, hiso el signo de la cruz ante la imagen de cristo y una imagen de la madre santa, al salir no cerro la puerta, -al final- pensó- es santuario hay que mantearle abierto- siguió ya tranquilo caminando y acercándose a esa hermosa estructura, de noche era aun mas hermosa, aun que algo tétrica, las gárgolas parecían verle a los ojos –solo imaginas cosas- se dijo para si, avanzo lentamente llegando a la puerta, la intento empujar, sorpresa se llevo, no estaba cerrada, pesadamente y cayendo algo de polvo se abrió sin hacer ruido la enorme puerta, al entrar se percato que todo estaba limpio, como si alguien ordenase todos los días, era extraño él era el único sacristán de la iglesia, siguió entrando quedando atónito ante tantas pinturas de santos y mártires, algunos de ciudades lejanas y otros de Inglaterra, por hay salto cierta santa francesa que apenas reconoció, pero algo le llamo la atención, todas las pinturas solo mostraban el momento de la muerte de los santos, no como en la iglesia donde mostraban ya en la gloria de Dios padre, camino mas adentro hacia el altar y se percato que no había crucifijo, le llamo mucho la atención, se acercó y toco el altar cuando escucho que la puerta se cerro de repente dio un paso atrás asustado y dijo –hay alguien aquí?, soy yo el sacristán de la otra iglesia- pero no se escucho nada, se acercó a la puerta y se percato que ahora estaba cerrada, algo asustado intento abrirla, pero el cerrojo era pesado y grande –vamos ábrete- pero no pasaba nada y de repente empezó a sonar unas risitas traviesas de todos lados con una vos algo aguda pero mas grave que las risas –es pecado no obedecer a tus superiores sacristán- el chico aterrando intentaba con todas su fuerzas sacar el cerrojo pero no podía, asustado da la espalda a la puerta y empieza a buscar quien le hablo, mirando todo percato una figura a lo lejos – quien eres?, yo soy el sacristán de la iglesia del frente, por favor déjeme salir- dijo el joven con voz temblorosa, la figura no se inmuto solo se escuchaban las risitas –ah pero por que dejar ir la pieza que falta- respondió finalmente esa voz –si hemos esperado décadas esto- de repente y ante el horror del capturado cientos de pequeños duendes salieron de todos lados rodeándole, intentado salvarse empezó a levantar lo que impedía salir de la iglesia pero no podía lo intento con todas sus fuerzas pero cuando empezó a levantarlo un centenar de duendes lo habían tomado por todos lados rasgando sus ropas; intento frenarles pero eran muchos cientos miles y solo se escuchaban sus tronantes risas, desesperado intento arrastrarse pero esa imagen ya estaba encima, era un duende mas grande que soltó una carcajada y solo dijo –el pecado es malo joven monaguillo, es castigado con la muerte- al oír eso el monaguillo soltó un grito fuerte y al ver lo que se acercaba empezó a llorar.

El sacerdote estaba durmiendo en su habitación, cuando escucho el grito desgarrador, sorprendido se levanto y camino lo mas rápido que pudo a la pieza del sacristán, al no encontrarlo se preocupo lo llamo pero nadie respondía, solo el otro sacerdote, mas joven y quien le iba a remplazar salió de su pieza –padre, ¿Qué hace a estas horas despierto?, no es bueno para su salud- le dijo, a lo que el sacerdote anciano con los ojos llenos de preocupación respondió –el sacristán esta en peligro toca la campana- al ver la expresión en el rostro del anciano, en los que los años dejando su huella, salió corriendo al campanario donde empezó a tocar la campana a todo lo que podía, la ciudad pronto se ilumino con las velas y muchos acudieron a la iglesia donde el sacerdote ya estaba vestido como tal, todos algo asustados preguntaban que ocurria, por que sonaban las campanas a mitad de la noche –la vida del monaguillo esta en peligro, hay que ayudarlo- dijo con fuerza en sacerdote mientras se encaminaba a la iglesia de atrás, la gente sorprendida le siguió y murmuraba –¿no que esa iglesia esta maldita?- cuando llegaron a la puerta se oyeron las risas fuerte y lentamente desaparecieron al oírlo la gente intento botar la puerta, fue necesario traer un tronco y usarlo como ariete para que cuando entraron se encontraron con la macabra escena, el sacristán estaba clavado en una cruz de piedra grande, simulando ser un cristo, clavado y atravesado con una lanza en su costado, y la corona de espinas puestas, pero mayor fue el terror al ver que el chico, alguna vez humano ya no lo era, sino piedra con una expresión de agonía y terror en su rostro, y a los pies de este cristo tétrico una nota en un papel algo quemado y con letra garabateado estaba escrito –el trato se cumplió Padre, la iglesia esta terminada, somos libres- al leerlo la expresión del sacerdote cambio, dándose vuelta hacia los fieles dijo –orad hermanos míos, que los enemigos de Dios se han redimido con esta iglesia que nos han dado, orad por el descanso de esas almas- diciendo eso, el sacerdote tan solo rezo y murió.

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⏰ Última actualización: Jan 14, 2015 ⏰

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