Chained to you

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"I don't deserve it,I know I don't deserve it,But stay with me a minute,I swear I'll make it worth it

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"I don't deserve it,
I know I don't deserve it,
But stay with me a minute,
I swear I'll make it worth it."

La noticia se publicó en todos los diarios. Los despidos, las críticas, las decepciones, todo llegó de inmediato.

Un error que no podía ser perdonado. Las personas normales vivían libremente, amaban sin problema alguno; pero no era así cuando te convertías en una figura pública. El día en el que tu rostro aparece en un espectacular y en el que un niño te señala y afirma que tú eres su modelo a seguir, tu vida deja de pertenecerte. Cada paso que des, cada palabra que de tu boca salga, será compartida en Twitter e Instagram para que todo el país sepa de ti.

Lo de menos era que una revista de espectáculos señalara tu pésimo gusto por la ropa; lo de menos era que gente que no te conoce, susurrara sobre tus extrañas salidas nocturnas. Eso simplemente podía arreglarse con una llamada a tu agente. Eran acciones que tú cometías, que sabías que podían meterte en problemas, las que finalmente te condenaban.

Acciones que no siempre eran malas, pero sí polémicas. Porque cuando un país no está preparado para una revolución sexual a nivel profesional y deportivo, tus preferencias deben ser sigilosas. Tus deseos nocturnos y los sentimientos que desarrolles por una persona de tu mismo sexo deben ocultarse.

Y Shirakawa, en medio de una exhaustiva rueda de prensa, lo sabía muy bien.

Jared, su representante, le advirtió que ése sería su último trabajo para él. Empero, esas declaraciones frente a cámaras que lo delatarían ante el país entero, que eliminarían su carrera como beisbolista, apenas importaban para él.

—Preferiría omitir el nombre de la otra persona implicada en este rumor —señaló, a pesar de que para todos, era evidente de quién se trataba—. Las consecuencias de mis actos me pertenecen a mí. Y quiero cargar con esto solo.

Las consecuencias de no cumplir con su parte del trato, de perder la discreción y de arriesgar más de una carrera profesional; él podría cargar con ello. Pagaría por eso, dejaría el béisbol y se dedicaría a lo que tuviera que hacer. Aun con la etiqueta sobre su espalda, se atrevería a ocultar el nombre de ése a quien ya no podría proteger más.

Lo haría, y sobre todo lo haría porque él decidió alejarse. Con justa razón, con el trágico sentimiento que deja un corazón roto, decidió marcharse de sus días.

—Debí borrar ese video. Lamento que se haya filtrado, Youichi. —Le dijo cuando todo empezó. Esa mañana, esa última mañana que se sentaron frente al comedor de su apartamento.

—Al diablo el video. ¿Acaso crees que es eso lo que me molesta? La prensa y Twitter ha visto cosas más interesantes que dos hombres follando.

La comida en su plato estaba intacta y sus ojos, sus profundos ojos, lo miraban con la mayor decepción que podían cargar. Decepción que sólo se incrementó cuando Shirakawa no comprendió cuál era el punto de esa declaración.

Chained to you | Shirakawa/KuramochiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora