Cinco.

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Como lo imaginaban al llegar al área de medicina les indicaron que Vegetta había ido a la biblioteca de la facultad para, efectivamente, estudiar. Ambos estaban totalmente desconcertados por las palabras, estaban cansados y fastidiados, y la biblioteca no quedaba tan cerca.

- Se acabo, le mandaré un mensaje para encontrarnos en algún punto medio. - Dijo un rubio bastante hastiado mientras sacaba el celular de su bolsillo para comenzar a teclear algo en él, por otro lado Luzu se encontraba bastante pensativo. No quería que lo de Auron lo afectará y simplemente quería dejarlo pasar, pero era inevitable.

Auron era como una mala y pegajosa canción que se repetía constantemente en su cabeza.

Sentía que en momentos como estos la realidad lo golpeaba y es que la verdad él seguía sintiéndose mal por aquel suceso por mucho que intentará olvidarlo o superarlo siempre el sentimiento palpitaba, y no sabía como sanarlo. Era algo que siempre lo apenaba y de la nada se veía de nuevo ahí en medio llorando alrededor de un mar de personas. 

Luzu miraba a las personas pasar cuestionando sus pensamientos mientras Ruben escribía despreocupadamente en su celular. Ambos estaban tan concentrados en lo suyo que no notaron la atenta mirada de cierto peliblanco, que realmente no intentaba esconderse simplemente las cosas habían estado a su favor.  

- Parece que todavía no se encuentran con Auron, eh. - Murmuró para si mismo, si algo le encantaba a Willy era el caos y aunque estaba muy interesado de provocarlo decidió que este no era el momento, el debía ser solo una brisa que casualmente sopla y aviva el fuego lo demás era cosa del destino, así que con una sonrisa en sus labios se alejo del lugar para regresar a su facultad. 

- Dice Vegetta que el nos ve en la estatua que esta en el punto medio del campus esa de un señor barrigón. - Habló el rubio en voz alta manteniendo su mirada en el aparato hasta que no recibió respuesta y sus ojos se posaron en su amigo para darse cuenta que en realidad no estaba escuchando parecía estar demasiado ocupado viendo una roca. 

- Supongo que ya despabilo. - Murmuró. 

Se acerco lentamente y estando a una cercanía considerable grito. 

- ¡LUZU CORRE! - Agarró del brazo a su compañero, quien casi salta del susto por tremendo grito, que le siguió el paso confundido, corriendo por quien sabe qué. 

Después de una larga carrera frenaron cerca de su destino y eso solamente porque el alto ya no podía con su alma, y terminó desplomándose sobre el concreto siendo seguido por Luzu quien sino hubiera metido las mano su cara habría terminado estampada en el suelo. 

- ¡Rubius tio, al menos si me vas a hacer correr no te tropieces con tus propios pies y me lleves a mi entre las patas! - Regañó una vez logro ponerse de pie, terminó quitándose el Hoodie pues acabó lleno de tierra y algunas hierbas que crecían entre el concreto. - A todo esto, por qué coño estábamos corriendo? - Preguntó mirándole con el ceño fruncido y con sus manos sacudía el suéter. 

- Había una abeja. - Mintió el ojiverde con la voz entre cortada. 

- Mentiroso, aquí cada que salen panales los quitan desde que un estudiante de Filosofía intento quitar un panal  para comer la miel. - Mencionó, si eso no había terminado muy bien. 

- Bueno, tal vez estaba de paseo por aquí, yo que sé pero mira Luzu ya casi llegamos a la estatua del señor ese. - Dijo levantándose con energía y seguir su camino de esta forma podría evadir el interrogatorio del castaño a quien no le quedó de otra más que seguirlo a regañadientes. 


Finalmente se encontraron con su amigo Vegetta y ante las insistencias del rubio sumada con la poca paciencia de Vegetta terminaron yendo a un centro comercial en donde, según Rubius, había una tienda guay de cosas Frikis. Y ahí estaban dando vueltas por todo el segundo piso mientras su amigo otaku cargaba un peluche de One Piece del tamaño de su torso, ellos también habían comprado unas cosas Vegetta figuras coleccionables y Luzu algunos comics pero este ultimo la verdad iba algo, ansioso? Algo le decía que ese día no podía ir tan bien. 

Y no se equivoco. 

- Ya hace hambre, tio, deberíamos ir a comer algo. - Habló el ojiverde acariciando su barriga mientras miraba al pelinegro con un puchero esperanzando pues el ya había gastado su dinero en aquel peluche gigante, Vegetta como respuesta rodó los ojos y suspiro ya conociendo al piel aperlada. 

- Vamos al McDonald's, anda yo invito. - Dijo resignado y tan pronto terminó de hablar el rubio salió disparado al local que convenientemente estaba a unos metros de ellos. Luzu rió y se aproximo a su amigo. 

- Vaya, tan generoso nuestro Vegettita porque que más podría ser aparte de eso? - Cuestionó con una sonrisita burlona en sus labios, pero la gracia le duro poco. 

Porque ahí estaba, no más bien, ahí estaban los idiotas que más detestó en toda su vida pero de pronto no sentía irá, ni odio u enojo, más bien sintió ganas de salir corriendo de ahí. Avergonzado no tenía porque estarlo pero así estaba.  

Lolito, Ocho y en el centro Auron, todos sentados en una mesa, creía recordar que antes en esa pandilla eran más pero con ellos bastaba para que se le formará un nudo en la garganta y Vegetta lo notó cuando frenó en seco antes de pasar por la puerta. 

- Luzu, te sientes bien? - Preguntó bajito acercándose para tener más privacidad pero no hubo respuesta, los ojos de Luzu estaban enfocados en algo y solo fue cuestión de seguirle la mirada para entenderlo y al igual que él, sus ojos se abrieron atónito como sino pudiera creer que esas personas estuviera ahí, otra vez juntas. Se quedo así unos segundos pero fue el primero en reaccionar y darse la vuelta jalando consigo al castaño para que así no llegaran a verlos. 

- Vámonos de aquí. - Murmuró Luzu como si le costará articular las palabras. 

El pelinegro solamente asintió firmemente y cauteloso entro al local solamente para acercarse a Rubius quien ya estaba sentado en una mesa. 

- Rubius hay que irnos ya. - Habló bajito pero con autoridad tomando al alto del brazo. 

- Pero tengo hambre, hombre, qué pasa? - Preguntó con fastidio pero aún así se puso de pie sabiendo que si igual insistía en quedarse, por la expresión en el rostro de Vegetta, podía notar que ni haciendo una rabieta aceptaría. - Te cuento luego. - Fue lo único que respondió el pelinegro quien caminaba a zancadas para salir lo más rápido posible de ahí pero esto a la vez se debía al enojo que de pronto comenzaba a sentir. 

Mientras tanto Luzu afuera ya había salido de su pequeño percance y su mente empezó a trabajar a toda velocidad, apretaba los puños pues la furia de repente comenzó a fluir como un rio abundante. Eso le dejaba claro que las personas no cambian y que aun después de estos años Auron no había cambiado. 

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⏰ Última actualización: Jun 12, 2021 ⏰

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El muchacho de los ojos tristes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora