Promise

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Disclaimer: La historia es de mi pertenencia, en ella sólo utilizo sin ningún fin de lucro, a los personajes de Kimetsu no Yaiba cuyo creador es Koyoharu Gotoge. Está prohibido re-suban esta o cualquier otra de mis historias, o adaptarlas.

Summary: Iguro nunca se había dado la tarea de mirar a su alrededor. Es hasta que Kanroji llega y junto a sí, que el eco de una vieja promesa pega en su ser.

NA: Yay! Mi primer Obamitsu. Gracias por leer este intento de historia.

Promise

Por su apariencia, Iguro Obanai era evitado y señalado por parte de esas personas que solo lo conocían de vista. Su mirada amenazante, su ceño fruncido o sus palabras duras no ayudaban a suavizar la impresión de los demás hacia él. Por si fuera poco, su gusto por los reptiles o su costumbre de siempre llevar sobre sus hombros esa serpiente blanca, hacía que aquellos que quisieran entablar conversación con él se lo penaran dos veces.

No era un hombre corpulento, su físico no era exagerado, en realidad era tan común como el de otros, pero era esa aura de seriedad y a veces agresividad, que provocaba que todos a su alrededor dieran un paso lejos de él. A Iguro no parecía importarle el ser solitario. Pasar las horas libres de clases en uno de los patios del campus era más atractivo que adentrarse a los murmullos que siempre la gente desprendía. El estar rodeado de árboles, sentado en el césped y el calor del sol... ese parecía ser su verdadero habitad, y no rodeado de alguien más. Sus compañeros de carrera no le tomaban mucha importancia, aquella universidad tenía tantos alumnos en diferentes cursos que la población estudiantil no estaba al pendiente de alguien en particular, y por supuesto, él tampoco tenía el interés en ser sociable. Pero una vez más, era un poco difícil pasar por alto alguien de tan amenazante aura con una serpiente enredada al cuello.

Ese día era uno muy frío; febrero estaba dando su mayor esfuerzo para no dejar menguar el invierno por completo, y en lugar de quedarse a salvo en la biblioteca y la protección que le brindaba, Iguro se mantuvo fiel a su costumbre de alejarse de los lugares más concurridos. Aun no llegaba la primavera para brindar templanza en el ambiente, por lo que su acostumbrado sitio bajo los árboles era descartado. No le quedaba más que mantenerse en la esquina más apartada de la cafetería, sentado junto a un vitral que mostraba todo el exterior de los estacionamientos. Su renuencia a estar en la biblioteca no era únicamente por las personas en ellas, sino que la regla de "no animales" era firme. Su serpiente, Kaburamaru, solía pasar desapercibida entre su ropa, pero demasiados extraños le ponían un poco incómodo, y tal parecía que el frío sí lograba calarle incluso a través de la ropa de Iguro. Debió dejarlo en casa, pero era bastante el apego hacia su amigo. Pensaba en los próximos días y lo qué haría al respecto.

Por el momento solo tenía que esperar un rato y podría dirigirse a su última clase del día y luego regresar a su casa, ya dentro del aula el clima no le molestaría.

El agua seguía cayendo, las nubes amenazaban con continuar el mal clima, tanto Iguro como su acompañante resentían eso, incluso al estar dentro de la cafetería. Estar sentado ahí no ayudaba más que a entumirse aún más. Iguro consideró irse antes de lo planeado, pero desistió, decidiendo que mejor se encaminaría hacia el edificio de su próxima clase, y que el caminar le ayudaría a mover su circulación y quizá sentirse menos entumido. Si esa tarde seguía lloviendo, o peor, si caía nieve, sin duda dejaría a Kaburamaru en casa los próximos días. Se levantó de su asiento y se encaminó a la salida sin dar vista a los pocos que estaban en ese lugar.

Caminaba a una velocidad un poco más rápida que de costumbre, pues una vez cruzando el estacionamiento para llegar al edificio de su destino la lluvia se hizo más insistente, lo peor del frío sería estar empapado. Se maldijo por no haberse ido a casa en lugar de seguir ahí. Era solo una clase, nada pasaría. Exhaló y nubecitas se formaban e su aliento. Detestaba ese clima. Su mirada ceñuda iba dirigida a sus pies ya empapados, como siempre ignorando a cualquiera que pasaba cerca de él, y solo yendo más rápido para luego trastabillar con sus propios pies al ser empujado fuertemente y posteriormente encontrarse en el suelo mojado.

A Love to Remember [Obamitsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora