A Love to Remember [Obamitsu]

You're My Garden|01

Disclaimer: La historia es de mi pertenencia, en ella sólo utilizo sin ningún fin de lucro, a los personajes de Kimetsu no Yaiba cuyo creador es Koyoharu Gotoge. Está prohibido re-suban esta o cualquier otra de mis historias, o adaptarlas.

Summary: "No puedo expresar todos mis sentimientos solo con palabras, pues te has convertido en mi esperanza, en mi alegría. Donde sea que esté, lo que sea que haga, siempre pienso en ti. Tú coloreas mi mundo."

Canción que inspiró la historia y debe ser escuchada: You're my garden de Jeong Eun Ji

You're My Garden

Corrió tras escuchar un agudo grito de ayuda.

Su aliento caliente chocaba contra el cubrebocas que usaba. Sus pulmones dolían, como si fueran a explotar, pero la adrenalina le impulsaba a seguir, demasiado apurado y preocupado por aquella persona en peligro.

Actuó por mero impulso: chocó su cuerpo con aquel hombre de aspecto amenazante, de inmediato, lanzó su brazo hacia el mismo, su puño acertando en el rostro de aquel, y de inmediato un codazo hacía atrás, a aquel otro que también era cómplice. No era un luchador experto, realmente pocas veces se había metido en una pelea, mucho menos en una con obvia desventaja, pero el joven no desistió a pesar de los golpes recibidos.

—¡¿Policía?! ¡Necesito ayuda, por favor unos tipos nos están atacando!

Fueron milisegundos en que él y los criminales quedaron estáticos, habiéndose olvidado momentáneamente de la víctima, mirando hacia ella, entendiendo luego lo que sus palabras significaban.

Luego, la maldición de aquellos que les habían hecho daño y sus trotares apurados, yéndose de ahí.

Él sintió el golpe de la adrenalina siendo drenada de su sistema. De pronto sus piernas incapaces de sostener el peso de su cuerpo, y sin evitarlo se dejó caer en el sucio concreto. Sentía su pulso golpear con fuerza en sus oídos, y era difícil respirar.

—¿Estás bien?

La preocupada voz de la chica chocaba contra su cabeza, mientras él trataba de encontrar su propia voz, hizo un gesto con su mano, restándole importancia. Pero eso no fue suficiente para ella. Se acercó, una mano temblorosa sobre el hombro de él.

Él era su salvador, pero incluso así no podía evitar el terror que aun colgaba en su sistema. Sin embargo estaba de verdad preocupada por el joven.

—¿Te han lastimado mucho? —insistió. Su voz temblaba y su propio miedo pesaba sobre su cuerpo. Ambos, sin saber qué hacer a continuación, estaban fuera de peligro, pero lo que quedaba era una maraña de miedo y temblor. Al final todo lo ocurrido fue demasiado para ella, y en un golpe sonoro, se dejó caer junto al chico.

—¡H-hey! —alarmado, giró un poco su torso, tratando de auxiliar a la joven, aun no sabiendo cómo. Todo su cuerpo temblaba y los sollozos se hicieron presentes. Él no supo qué hacer, alarmado y temeroso de hacerle sentir hostigada o en peligro.

—...ias...

—¿Cómo dices?

Se inclinó un poco hacia ella, no logrando captar sus palabras. Su mirada al piso, largos mechones despeinados casi cubriendo su rostro, la poca luz del lugar y la noche sobre ellos, todos eran factores que a él le impedían ver con claridad.

—Gracias —logró decir entre sollozos. Ella levantó el rostro, y por primera vez, ambos pueden verse a la cara. Ojos llenos de lágrimas, cuerpo sacudido por los gimoteos, y la verdadera gratitud de la chica ante este desconocido que le salvó—. Muchas gracias por rescatarme. No sé qué habría sucedido si no hubieras llegado.