Capítulo I: Lo siento mi amor

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Las Vegas Nevada, 2 de mayo de 2018

La ciudad del pecado
Capital de las segundas oportunidades
Son tantos los nombres de esta ciudad; dados por sus juegos bebidas y prostitución a la orden del día.
Y aunque muchas actividades ilícitas acá poseen autorización, hay quienes prefieren meter mierdas en mi ciudad pudriendola desde adentro.
El "Lo que pasa en las Vegas, se queda en las Vegas” se lo toman demasiado a pecho haciendo de mi trabajo una tarea titánica, siendo algo que se repite año tras año. Y nadie aprende de sus daños colaterales.

Sigo camino a mi pent-house cuando veo las sirenas y el bullicio. Me dirijo hasta allí.
Aparco y al acercarme escucho a las personas hablando
- Es una lástima, tan buenas personas que eran
- Dicen que fue un accidente, pero Juanjo vio todo y dijo que los venían siguiendo
- Pobres no lo merecían
Es ahí que me fijo en Ian y ya sé quién me dará todas las explicaciones
- Comandante Owaine- digo con mi mejor imitación del general- informe
Él se gira y me ve con guasa- ¿Es enserio MacLeod? - me encojo levemente de hombros mientras niega
- Pero que bueno que estés aquí esto pertenece a tu unidad
- Que ocurrió? - me alarmo de pronto
- una pareja y su hija, según los registros venían bien en dirección, pero a "gran velocidad"- dice haciendo comillas en el aire
- ¿Y, que tiene que ver entonces antinarcóticos aquí?
- Pues porque la razón por la que vine a revisar la validez del informe es que la otra persona implicada es Andrés García, uno de los hombres del Español.
- Esa gente está en las drogas hasta la tráquea
- Lo sé y al parecer la mujer es una abogada que tiene un caso contra él.
- Ósea que están intentando ocultar un asesinato premeditado con un accidente? - el asiente- Hubo sobrevivientes?
- Si. Todos. Y aunque están hechos polvo...
-No está cumplida la misión
- Exacto. Tengo que quedarme a evitar que sigan dañando la escena. Tu ve al hospital Central y averigua lo que puedas.
Nos despedimos y hacia allá me dirijo. Al llegar pido la información en recepción, me dirijo corriendo a la habitación 203, toco y al entrar veo a dos mujeres un hombre y una niña mirándome expectantes.
- Buenas, disculpas yo soy Caine MacLeod....
- El jefe de la unidad antinarcóticos de la ciudad, se quién es teniente - la miro impresionado, no solo por el saber quién soy, sino que pese a las heridas se nota lo bella de esta mujer- Gabrielle ¿llevarías a Darcy con su padre? - le pide pide a la castaña, a la que la niña mira esperanzada
- Pero Alexandra....
-Porfa tía quiero ver a mi papi y darle un becho- le dice a esta con un puchero
-Vale peque- le mira con cariño
Al ambas salir me giro hacia la señora Young interrogante -Como...
-Se quién es usted? Pues como me explico, me metí con el español sin siguiera saberlo y temía por mi familia. Usted era el único capaz de ayudarnos.
-Entonces?
-No me queda mucho tiempo, lo sé pese a lo que digan los médicos- me mira con una sonrisa triste- necesito estar con mi hija. Pero hay una persona que lo sabe todo. Solo que no está aquí, sino, en Nueva Orleans- dice con voz cansada- mi hermana, ella debe venir es la única a la que...
- Entiendo. Pero será peligroso para ella igual
-Jjajja, cuando la conozca sabrá que las Wallace parecemos creadas por el mismo diablo y nada ni nadie es capaz de pararnos- me dice con una sonrisa irónica en los labios
- Lamento no poder ayudarte más- dice el hombre a su lado con rostro triste
Ella lo miro enternecida- sé que si estuviera en vuestro poder cuidarías de ella, pero no se pued…- empieza a toser fuerte al tiempo que se queja del dolor, así que me acerco a ayudarla- estoy bien
Me mira nuevamente- Confió en usted como solo he confiado en mi hermana. Por favor ayúdenos- dice esta vez más calmada
-Confié en eso- le digo, me despido y retiro de la habitación y en eso llega unas enfermeras con una camilla, la niña y la mujer que antes se encontraba aquí
Veo al hombre de la camilla, magullado, pero con el ánimo suficiente para sacar una sonrisa a su hija.
Me ve y me da un asentamiento con la cabeza mientras entran a la habitación de su mujer.
Me doy la vuelta y sigo mi camino con un sentimiento de desgarro en el alma por lo pasado con ellos, pero no puedo hacer nada hasta la llegada de su hermana
                                   

                               §§§

-Estas segura de esto Alexandra? - me pregunta mi marido con voz trémula. Mientras vemos a nuestra hija dormir entre nosotros
-Si Fran, ese hombre es su redención
Digo y cierro los ojos mientras abrazo fuerte a mi peque, entonándole la nana que tanto le gusta, como solo una madre que se despide pude hacer y las lágrimas se derraman- Lo siento mi amor

Detrás del quirófanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora