Prólogo

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Londres, Inglaterra, 1705:


Correr era lo único que podía hacer, correr todo lo que me permitían mis frágiles pies, correr tratando de no tropezar con los adoquines de las calles vacías de Londres, correr sujetando el largo e incómodo vestido que llevaba puesto desde la tarde, correr para salvar mi vida.

La única iluminación que había provenía de las farolas situadas cada cierto tramo en las aceras, de ninguna ventana de algún edificio se veía luz, ya era muy entrada la noche.

Seguí corriendo metiéndome en un callejón que hacía de atajo hacia mi casa.

El sonido de mis tacones contra el suelo hacía eco por toda la oscuridad.

¿Por qué tuve que salir tan tarde? ¿Por qué no me quedé con madre, padre y hermano a disfrutar de un rato en familia, sentados en nuestro cómodo hogar frente a la chimenea?

¿Por qué tenía esa obsesión insana de salir sin permiso cada noche a disfrutar del solitario panorama de la Inglaterra nocturna? ¿Quién me mando a visitar la iglesia? ¿Desde cuándo era tan curiosa?

Tuve que detenerme, me faltaba el aire y mechones de mi lacio cabello negro se pegaban a la cara debido al sudor.

Mis piernas temblaban no solo a causa del esfuerzo físico que realicé sino también por el miedo que sentía y que sentí al ver aquel hombre succionar el cuello de Marta, la cuidadora de la iglesia, para después tirarla como un trozo de basura y girarse en mi dirección, dejándome ver su rostro hambriento, su boca cubierta de sangre y sus largos colmillos de los cuales brotaba más de aquel líquido que contiene nuestro cuerpo. Inmediatamente vi lo que tenía al frente eché a huir. Padre me había contado historias de seres con grandes colmillos que asechaban de noche, buscando a sus posibles víctimas, para después chuparles la sangre hasta que ya no hubiera una gota de ella en su cuerpo. Pero para mí eran solo eso, historias, leyendas, algo que no existe y que jamás pensaba que existiera.

Me recosté en la pared sin importar ensuciar mi lujoso vestido y saqué debajo de mi cuello un crucifijo. Siempre lo llevaba conmigo, era mi protección contra cualquier mal. Lo miré admirando su belleza, era de plata pura, completamente pulido con relieves que adornaban el borde de las puntas, en el centro tenía una pequeña piedra roja que bien podría haber sido un rubí, pero no tenía la certeza. Lo apreté con todas mis fuerzas mientras volvía a emprender el paso, rezando que aquel hombre se hubiera despistado y no fuera consciente de mi paradero.

Madre se iba a poner furiosa, usualmente a esta hora ya había regresado haciéndome la que andaba explorando los alrededores de nuestro hogar. Si se llegara a enterar de que recorro la mitad de Londres por las noches me crucificaría delante de todos.

Agudizo el oído al sentir pasos, sostengo más fuerte mi amuleto protector, cada vez se oye más y más cerca. Doblo en una esquina encontrándome con una inmensa pared, por aquí no había salida, doy la vuelta para regresar en mis pasos, pero ahí estaba.

Cabello blanco, traje con manchas de sangre y un porte imponente.

—Una muchacha tan bonita no debería andar a estas horas de la noche sola.

Temblé como nunca antes lo había hecho, a medida que avanzaba yo retrocedía hasta que mi espalda chocó con la fría pared.

—Por...por favor señor...déjeme ir.

Como respuesta me dio una helada carcajada, mis dientes chirriaban a causa del temblor y mis ojos comenzaban a aguarse.

—Después de lo que viste no lo creo.

Estampó su mano contra la pared a pocos centímetros de mi cabeza con una fuerza sobrenatural. Fue demasiado para mí, comencé a llorar sin control.

—Tenga piedad de mí, por favor, le juro que no le diré a nadie, pero por favor...déjeme ir —comencé a suplicar, era lo único que podía hacer.

Aquella criatura se llevó un dedo a la barbilla con expresión pensativa.

—Hmmm, déjame pensarlo —la pequeña esperanza que me había invadido se esfumó cuando su rostro reflejó una escalofriante sonrisa— No

Con un rápido movimiento me tomó de la mano izquierda y la alzó sobre mi cabeza, intentó hacerlo también con la otra, pero tenía agarrado muy fuerte el crucifijo. Forcejeó todo lo que pudo, no podía dejarlo que lo tocara, pero él tenía más fuerzas, de un manotazo logró desprender mi agarre. El crucifijo cayó a nuestro lado con un sonido seco, ahora sí, mis esperanzas se habían ido, ya no tenía el objeto con el cual me sentía protegida, ya todo estaba acabado.

—Qué pena tener que matarte —pasó el dorso de su mano por toda mi mejilla dejando un rastro de sangre, hice una mueca de asco— Creo que te voy a conservar.

Lentamente acercó su rostro a mi cuello. Dios ten piedad de mi por favor, haz que mi muerte sea rápida. Cuando clavó sus dientes grité, grité de dolor, grité de impotencia, grité porque mi vida se había ido de mis manos con solo un chasquido, grité porque sabía que pronto yo, Sara Astrid Carlmicael iba a morir.

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Holaaaaa!!!!

Nueva historia sobre vampiros, desde hace tiempo quería escribirla y publicarla, pero no me animaba y ahora por fin lo hice. Alternaré los capítulos con mi otra historia, o sea cuando publique cap de "Vínculo" después tocaría cap de "Feel Lost" (esto es para los que leen o se animen a leer mi otra historia)

¿Qué les pareció el prólogo? Los que quieran que les dedique un cap me lo pueden decir, tanto en esta como en cualquiera de mis historias.

Lamento los posibles errores.

Los quiere Chloe

VínculoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora