《El de mis sueños》 (Naruhina)

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Summary:
A.U: Japón, Tokyo.

《¿Y si tan solo... fueras real?》

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Aquello se suponía era rutina.

Hinata Hyūga, una niña de -en aquel momento- 13 años, se peinaba el cabello frente a su gran espejo, detras de ella su cama con docel y en perfecto orden por toda la habitación, sus objetos personales.

Sin embargo, a pesar de tener aquellos bienes económicos tan favorables, las lágrimas caían por sus ojos en ese momento, sollozaba suavemente, intentando no ser escuchada.

Se levantó, mientras observaba sus vestimentas negras, una mueca triste se formó en su rostro, la culpa la invadió y antes de poder pensar en ello salió de su habitación.

Bajo las escaleras, se encontró con su hermana de 10 años en la sala, en las piernas de una amiga de su madre, si no mal recordaba Mikoto era su nombre, sonrió débilmente, caminó hasta el centro de la sala.

Y en medio de la sala, habían dos ataúdes, en uno, su madre, y en otro, su tío, el padre de su primo, quie miraba el ataúd con tristeza, miró casi con envidia como la mejor amiga de su primo llegaba y corria a abrazarlo tan fuerte como era permitido.

De pronto sintió frío. Se miro a si misma, sola en el universo, su primo tenia a la castaña, su hermanita ni siquiera entendía lo que sucedía, su padre encantaría a otra mujer a quien amar, pero ella no.

La mejor amiga de Hinata era su madre, su única amiga, se sentía mas sola que nunca en esos momentos, sus otras amigas no estaban, Sakura había viajado a Holanda hace 2 años e Ino se encontraba en París por el trabajo de su padre.

Sola.

En la oscuridad, sin una luz. Lloró amargamente, y nadie la consoló como lo hacía Tenten con su primo, o Mikoto con Hanabi, lloró sola y sin nadie cerca.


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-Hinata-sama.. - era de noche, la puerta de su habitación fue tocada y su primo la llamó, se limpió sus lágrimas y contesto

-¿Niisan? ¿Qué pasó? - preguntó mientras abría la puerta

-Yo... quería saber como se encontraba.. Hiashi-sama esta preocupado. -

-Bien. Gracias por preocuparte. Si me disculpas tengo sueño. - su voz fue un susurro, pero cerró la puerta en las narices de Neji y no le importó

Se acostó en su cama, tenía puesto un camisón color gris, con el pecho corto y la falda larga, como un vestido medieval, todo en tonos grises, su cabello, ni ganas tenía de atarlo, de igual forma se hizo una trenza suelta y se acostó en la cama.

Las lágrimas brotaron de sus ojos sin querer ni poder contenerse, y en esas condiciones el sueño la venció.

-¡Hinata! ¡Ey! - llamó una voz

Estaba en la mansión, bajó las escaleras, todo estaba tan frío como el ambiente, todo se sentía tan frio y ajeno a ella.

-¿Q-quien eres? - preguntó

Llegó al comedor, en la gran mesa larga de cristal, justo en la cabecera estaba sentado alguien, cuyo rostro simplemente no recordaba haber visto antes, tenia facciones gentiles, y eso la hizo sentirse en confianza

Retazos de vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora