El de ojos amarillos

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⚠⚠⚠Stan poseído X Cura Tweek⚠⚠⚠

Se lo arrebataron cuando tenían 18 años, un invierno durante las vacaciones, lo asesinaron de una cruel forma para proteger a su novio, había recibido unas cuantas puñaladas en medio de la pelea que le hizo sangrarse de todo su cuerpo, esa noche en su cita, el azabache había muerto en brazos de su rubio novio mientras los delincuentes huían desesperados para no ser atrapados, pues los alaridos de dolor habían llamado la atención del vecindario, dando alerta de que había ocurrido una desgracia horrible.

El funeral se hizo dos días después, familiares y amigos se presentaron para darle el ultimo adiós, el joven rubio lloraba abrazado a una foto del amor de su vida quien partió demasiado temprano, no lo volvería a ver, estaba destrozado y no había familia o amigos que lo consolaran por tal pérdida. Se había dado la ceremonia de forma pacifica, a ataúd abierto, pues sus padres habían pagado mucho por una reconstrucción de su hijo para que dejara el mundo de forma digna.

El entierro se había hecho finalmente, algunos familiares habían pasado a dar sus ultimas palabras como despedida mientras echaban flores durante la ceremonia, mas el niño de ojos peculiares no podía despedirse, no lo deseaba, estaba demasiado destrozado para poder dar palabra alguna, ya nada sería igual, ya nada tenía sentido para él ahora que perdió al ser mas preciado en su vida.

El joven ahora tenía 21 años, estaba estudiando para ser cura de la iglesia del pueblo, dedicándole su vida a dios y oyendo el lamento de los corderos del señor, siendo quien daba las misas de vez en cuando, era un futuro pastor muy determinado, y cada tarde tomaba su rosario para ponerse de rodillas y rezar por el bien del alma de su ser mas querido, que aunque ya no estuviera entre ellos, que su alma siempre fuera protegida en el cielo, que lo trataran bien, que fuera feliz.

Esa era su oración mas importante de cada día desde que había decidido hacerse pastor, algo que nunca pensó hacer hasta que experimentó la perdida de aquel ser que amaba tanto, por quien tanto le profesaba su amor. El rubio cada día sin falta rezaba por ese muchacho, siempre esperando alguna señal divina que le demostrara que sus plegarias eran recibidas y oídas, pero nada pasaba, aún así no abandonaba su fe, ni disminuía sus intentos de dedicar su vida al señor.

Con el tiempo, el dulce muchacho rubio se había convertido en cura a sus 23 años, con una apariencia jovial e inocente que se ganaba la confianza de todos los ciervos que asistían cada domingo a las misas solo para oír las dulces palabras del muchacho, aunque los ataques de nervios los seguía teniendo, soltando uno que otro grito o sufriendo algún tic, era bien aceptado de todas formas, pues nunca se había visto a alguien tan devoto.

Su voz durante las misas llenaban de paz la iglesia, sus ciervos lo oían con determinación y felicidad, encantados por su actitud sumisa y comprometida a divulgar la palabra de Dios, el dulce y joven rubio sentía que de esa forma podía redimirse a la pérdida de su amada pareja, a la que ya no volvió a ver ni en sus sueños y de no ser por variadas fotos que traía escondidas en un cofre, habría olvidado su rostro para siempre, su cabello negro, su piel trigueña, su gesto calmado y estoico, lo habría olvidado todo.

Las noches era oscuras, solitarias y frías para ese dulce joven, el eterno vacío en las negras sombras dentro de la casa de Dios lo aterraban, le hacía sufrir en silencio, preguntándose si el verdadero infierno lo estaba sufriendo en vida y que mejor se encontraría estando muerto.

Pero no iba a rendirse de aquella forma tan vergonzosa y despreciable, quitarse a sí mismo la vida solo haría que sus años de plegarias, esfuerzos y palabras reconfortantes para los demás no valieran nada, y solo hubiera sido tiempo perdido. No, debía continuar adelante con su misión de propagar su fe en un ascenso espiritual después del deceso, seguir adelante, recordando su eterno amor a su preciado ser perdido.

La casa de Dios (Two-shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora