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Atravezaste las puertas de roble antiguo de una forma tan elegante y distinguida que no pude evitar que mi mirada se posara en ti.

Te encontrabas con una expresión neutra pero podría dar por hecho que estabas harta, lo tuyo no eran las fiestas, ¿cierto?.

Sin percatarme, me miraste, ni siquiera pestañaste, simplemente tomé un trago de mi copa y decidí sonreirte. No me devolviste ningún tipo de gesto y tus pasos se dirigieron hacia el patio trasero.

Tu mirada me siguió hasta que ya no pude divisar tu figura en la misma sala en la que yo estaba.

Le pedí amablemente al bartender que me sirviera una vez más del mismo trago que estaba de a poco nublando mis pensamientos.

Sin pensarlo demasiado te seguí, podía sentir como tu embriagante aroma se colaba entre mis fosas nasales y eso me indicaba que estabas cerca. No tenía idea si aquella fragancia era tuya, simplemente lo supuse, encajaba perfectamente contigo aquel olor.

Te vi sentada a la orilla de la piscina con tus pies adentro de ella, tus preciosos tacones dorados estaban a unos metros tuyos descansando sobre el cemento que constaba el suelo.

Tu cabello estaba recogido en un precioso peinado que se encontraba decorado con un moño que resaltaba evidentemente con tu vestimenta.

No pude evitar verte tan hermosa de perfil, tenías los ojos cerrados, las comisuras de tus labios semi levantadas, estabas disfrutando del fresco de la noche.

Al parecer te percataste de mi presencia, porque lentamente abriste tus ojos hermosos con tus pestañas largas que adornaban tus perlas avellana e hipnotizantes.

Me indicaste el lugar al lado tuyo, vaya... querías que me sentara allí... reprimí unas enormes ganas de suspirar y me quité aquellos molestos zapatos, estaba tan harta de todo y de todos. Que un pequeño descanso no me vendría mal. O al menos eso pensé.

Recogí un poco el vestido que traía puesto y adentré mis pies al agua, la copa seguía en mi posesión, así que hice lo único que se me vino a la mente, te la pasé.

No reaccionaste de ninguna forma simplemente elevaste tus labios en una sonrisita que me bastó. Tomaste el vaso y lo comenzaste a mover en pequeños círculos, yo seguía tan atenta a cada movimiento tuyo.

Tus tres principales dedos tomaban delicadamente la copa, tenías unas manos pequeñas a simple vista, parecían muy suaves y blanquecinas. No podía decir demasiado ya eran altas horas de la noche y eso fue lo que logré diferenciar con la poca iluminación del lugar.

La intensidad de la luz de la luna y las estrellas incrementaba y nosotras sin dirigirnos siquiera la palabra. Imaginé 30 formas de hablarte pero llegaba a la conclusión de que no hacía falta, la compañía y el silencio eran suficientes.

Me fijé también en el fino y a simple vista caro anillo que portabas en la misma mano con la que sujetabas la copa, podría pensar que es uno de compromiso y probablemente lo sea.

¿Tal vez tiene que ver con tu actual estado de ánimo?

No tengo ni la más remota idea de quién puedes ser pero has captado completamente mi atención.

Pude notar que estabas sintiendo frío ya que un ligero temblor se estaba haciendo visible en tu cuerpo y también hacía presencia en el mío

Saqué mis pies del agua y me miraste expectante, seguramente pensaste que me iría, pero solo fui a buscar un saco que convenientemente se encontraba reposando en la misma silla de playa plegable en la cual mi cuerpo se encontraba recostado esta mañana.

Sunrise | JensooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora