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Llegó al hospital con unas lindas flores en mano, planeaba dárselas a ella cuando la viera. Entró a la habitación en la que se encontraba descansando, caminó en silencio para no despertarla. La encontró tan encantadora como siempre.

Al terminar de llegar a la camilla donde estaba ella, observó un jarrón con flores algo marchitas y las intercambió por las que traía, agregó un poco de agua para que éstas se mantuvieran vivas. Luego de haber hecho eso, se quedó con ella haciéndole compañía un rato mientras ella dormía.

Al pasar el rato, ella despertó. Blake le pidió que no se moviera, pues sabía que la chica no podía hacer movimientos fuertes después de la revisión por su enfermedad, asma cardíaca. Hablaron toda la tarde sobre cosas triviales.

Decidió que ya era hora de marcharse cuando se fijó en la hora y se dió cuenta de que el último autobús ya iba a pasar. Se despidió de ella y se fue casi corriendo para que el bus no le dejara.

A los pocos días, ella ya se encontraba asistiendo a clases. Sonrió como bobo al verla tomando sus apuntes con completa atención a la clase. Parpadeó un par de veces para salir de su ensoñación y voltear a ver a su amiga quien le había pegado en la cabeza para que prestara atención a clase.

—¿Qué sucede? —preguntó confundido mientras se sobaba el lugar golpeado.

—El profesor está diciendo cómo será el examen de la otra semana —respondió su amiga con obviedad.

Blake hizo un asentimiento de cabeza y apuntó la información restante que el profesor estaba dando, agregando en las orillas o esquinas de su cuaderno palabras que se le venían a la cabeza cuando pensaba en ella. Momentos después sonó el timbre, se estiró para relajar músculos y volvió su vista a la chica que le gustaba.

—De verdad no sé cómo ella no se da cuenta de tus sentimientos —comentó su amiga Mary—, mira como la tratas, tan dulce hasta un poco torpe pero tierno, y además eres un caballero… la mayoríande las chicas deseamos un hombre así —suspira al terminar de decir eso. Él solo ríe por lo dicho negando con la cabeza.

—Es difícil tratar de enamorarla. Es por eso que tengo que acercarme de manera dulce y que a ella le guste. Eso es lo que pienso —sonríe en dirección a la chica que le roba suspiros y su amiga le mira con admiración.

—Lo sé… es más difícil cuando una persona está enferma —dice y formó una mueca triste en su cara.

Blake asiente de acuerdo con lo dicho mientras se levanta de su silla y se dirige a Hannah, la chica que le gusta, para hablarle y ponerla al tanto de los días que no estuvo en el colegio.

Ella reía un poco por los acontecimientos graciosos de sus compañeros, ambos sabían que sus compañeros no eran normales. Opinaba por las buenas o malas acciones que hacían o hizo él; y sobre todo, disfrutaba el tiempo que pasaba con Blake.

Terminando las clases se ofreció a llevarla a casa para poder hablar un poquito más. Ella aceptó con gusto y él esperó a que guardara sus cosas para emprender camino a la casa de la chica.

Fueron hablando todo el camino y si habían momentos de silencio, solo seguían caminando disfrutando la compañía del otro. Tristemente llegaron a la casa y tuvieron que separarse.

Blake al llegar a su casa abrió los apuntes que tenía para estudiar, dándose cuenta en todas las palabras que había escrito alrededor de sus apuntes.

—Ah… no puede ser. Solo pienso en ella, —suspiró con una pequeña risa y agarró otro cuaderno para apuntar todas las palabras que tenían algunos de sus cuadernos.

[•••]

Para el día siguiente, ya tenía en su cuaderno todas las palabras que había escrito pensando en ella y empezó a juntar algunas palabras que combinaban y formaran armonía. Tuvo que parar porque tenía que asistir al colegio.

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