une sensation juteuse ꒰ markren.

unique.

Renjun era una pequeña cereza en aquella canasta de frutas, era tan rojo cómo el color vino de las puertas del hogar, tan jugoso como agua en un desierto, y tan dulce como el azucar de la caña. Sabía que era una de las frutas más hermosas, tan cálido como un día de verano en California, en alguna de sus playas mas calurosas, brillaba como estrella a canto de luz y su carismático don de reír era admirado por varía frutas como la pequeña uva violeta.

Pero aquello no quitaba el hecho de la envidia del lugar, la banana de un amarillo chillón mencionaba a las demás frutas lo ridículamente malo que era la pequeña cereza, pero la naranja audaz siempre lo defendía.

Aquello sorprendió a la pequeña cereza, llevando consigo un aprecio a la naranja. Sabía que el era más dulce de lo que aparentaba, tan dulce como el pasar de los días.

Días pasaron como el sopleteo del viento a la azúcar refrescando al canasto de frutas.

Mark, solía caminar al rededor de las bayas, encontrándose con la cereza ayudando a las bayas bebés.

La naranja pensó que no era mala idea hablar con la cerecita, al fin y al cabo se iban a terminar yendo juntos en aquel oscuro día.

Y como lo predijo su mente, ambos yacían abrazados en la tenue noche de luna llena, con las manecillas del reloj marcando las nueve con treinta minutos, la mente de Mark hizo chispas de semillas al darse cuenta del cariño que sentía por el chico Cerezo, el cuál tenía en brazos. Bailando con pequeños destellos rojos; tenía a un pequeño bebé cereza en sus brazos naranjos que tenía miedo de transmitir su amargura de cáscara.

Por la mañana, el sol salió con sonrisa al oeste, brindando luz y calidez a las frutas que habían pasado una fresca noche con luna de queso.
Renjun había despertado abrazando al chico naranja, el cuál pequeñas ojas y ramitas tapaban su frente, en su interior sintió como su inexistente semilla se aceleraba, y podría confirmar que era cariño por la Naranjita.

Y no estaban equivocados, ese sentimiento de calidez y frescura era por el amor que se tenían, un amor tan dulce como la azucar de caña. Porque su amor era alta en azúcar de naranjas y cerezas. Donde lo amargo por fin logro ser dulce, por una pequeña cereza.